LAS FUNCIONES DEL ALMA (JAIVA DHARMA)
¡TODAS LAS GLORIAS PARA SRÎ
GURU Y
SRÎ GAURANGA!
LAS FUNCIONES DEL ALMA
(JAIVA
DHARMA)
Las Funciones Causales y Eternas de una Jiva (Alma)
Asia es
preeminentemente el continente más grande del mundo, e India se yergue como la
principal nación en éste, y entre lo más fino que existe en ella, está la
tierra de Gauda; y la más hermosa
porción de tierra en Gauda es sin
lugar a dudas la región de nueve islas llamada Nâvadwip, dentro de la cual se ubica eternamente el adorable
villorrio de Srî Godrum situado en la
rivera oriental del Ganges. Desde
tiempos ancestrales, una gran cantidad de adeptos al servicio de adoración
vivían diseminados entre las arboledas de Srî
Godrum. No muy alejado de la enramada donde la vaca divina Srî Surabhi adorara al Señor Supremo Srî Gaurasundar en tiempos lejanos, existe un lugar sagrado de
devoción llamado el Huerto de Pradyumna,
nombrado así en honor a Pradyumna Brahmachari, un sirviente personal de Srî Gaurasundar. Ahí, en una sencilla
vivienda densamente cubierta con enredaderas, solía pasar sus días en incesante
servicio confidencial al Señor Supremo uno de sus discípulos Paramahansa Srî
Prema das Bâbaji Maharaj.
Srî
Prema das Bâbaji era muy versado en todas las escrituras sagradas; y el poseer
una mente determinada, lo llevó a buscar refugio en la arboleda de Srî Godrum, la cual es considerada
idéntica con Srî Nandagrama en el
distrito de Mathura. Las diarias
rutinas de su vida constituían en cantar durante el día más de doscientas mil
veces el Santo Nombre y ofrecer
innumerables reverencias al postrarse ante todos los Vaishnavas, junto con la
estricta costumbre de pedir limosna para cubrir las mínimas necesidades
corporales.
Sus
momentos libres los utilizaba en leer el
Premavivarta, la lírica divina escrita por el Pandita Srî Jagadananda, uno
de los asociados más favoritos de Srî
Gaurasundara, y nunca en pláticas ociosas. Cuando lo hacía, lágrimas de
amor rodaban por sus mejillas, y sus vecinos también devotos, se acercaban para
escucharle con la misma actitud devocional; ¿y por qué no?, el libro estaba tan
sobrecargado de temas acerca del Rasa (meliflua
liquidez), y para enaltecerlo todo, su forma de leer era tan dulce y atractiva
que disipaba los fieros venenos de la abyecta mundanalidad en las mentes
piadosas de los que escuchaban.
Una
tarde, después de haber finalizado su cantar con la japa (rosario) el número de vueltas que se había fijado y mientras
leía el Premavivarta en su fresca
enramada cubierta de enredaderas mâdhavi;
Paramahansa Bâbaji se hallaba profundamente absorto en el océano de éxtasis, e
intempestivamente un sanyasi
(renunciante) de la cuarta etapa de la vida (sistema de castas sociales y
espirituales) se le aproximó y cayó postrado ante sus pies. Esto hizo que en
seguida recobrara su conciencia terrenal, y al encontrar al sanyasi en tal condición, él también se
postró reverentemente ante semejante sadhu
(santo); y con absoluta humildad de espíritu en su corazón comenzó a sollozar,
diciendo, ‘¡Oh mi Nityananda!, ten misericordia de este
vil miserable’, para luego hablarle al asceta suavemente y reclamarle, ‘¿qué es
lo que le mueve señor a avergonzarme de esta manera siendo yo tan ordinario y
miserable?’ Sin responder, el asceta tomó el polvo de los pies del Bâbaji y se
sentó en una esterilla confeccionada con cortezas de árbol de plátano.
Paramahansa
Bâbaji hizo otro tanto y le preguntó nuevamente, ‘¡oh señor!, ¿qué servicio
puedo ofrecerle a usted?’ Después de dejar a un lado su cayado y su cuenco, el
asceta respondió, ‘mi señor, soy el sujeto más desafortunado en todo el mundo,
pues después de haber pasado una gran porción de mi vida en vastos estudios
filosóficos de sistemas como el Sânkhya,
el de Patanjali, la lógica Vaishesika de Kanada, el Purvamimansa
de Jaimini y el Uttaramimansa, junto
con el Vedanta de Srîla Vyâsadeva y
los Upanishads, en diferentes
santuarios como los de Benares,
aunados éstos a múltiples debates de logomaquia con los Panditas, renuncié al mundo y tomé desde hace doce años, los
hábitos monásticos de sanyasi junto
con el cayado como insignia, de su santidad Srîla Satchitananda Sarasuati de
Benares; durante los cuales viajé por toda la India, visité cada uno de los
principales santuarios que existen y me asocié con todos los sanyasis de la orden de Shânkar que encontré. Pasé por los tres
estados prescritos de mi orden, es decir, el Kutichaka, el Bahudaka y
el Hansa; cuando pensé que había
alcanzado el cuarto y último estado de espiritualidad, el de Paramahansa, me refugié en las palabras
de Srî Shânkar con piadosa
recapitulación en la ciudad de Benares,
exclamando, ‘yo soy Brahman’, ‘La
Inteligencia Pura es Brahman’, ‘tú
eres Eso’, etc.
Una
día, observé que muy cerca de mí pasó un santo Vaishnava cantando las Actividades y el Santo Nombre de Srî Hari
(Dios) completamente bañado con lágrimas de éxtasis; su cuerpo entero vibraba
de alegría, su voz se hallaba entrecortada de emoción mientras exclamaba el Santo Nombre de Srî Krishna Chaitanya y de Prabhu Nityananda, y sus pies se bamboleaban danzando en éxtasis. El
personaje sagrado junto con el canto me sumergieron en un estado de inefable
deleite más allá de toda descripción, pero lo lamentable del suceso fue que no
le dirigí la palabra debido a la falsa dignidad que mi supuesto estado de
renunciante me lo impedía; ¡ay de mí!, ¡qué vergüenza!, ¡qué bochorno sobre mi
rango!, desde ese día, no sé por qué mi
corazón es forzado inevitablemente hacia los Pies de Loto de Srî Krishna
Chaitanya; con gran avidez el santo Vaishnava
fue después buscado por mí, pero desafortunadamente no lo encontré en
ninguna parte; sin embargo, me pude dar cuenta en forma muy clara que el
deleite inmaculado producto de lo que escuché y presencié en tal ocasión no lo
había experimentado antes. Jamás tuve noticia de que tal inexpresable
bienaventuranza pudiera existir en esta forma humana. A raíz de todo esto me di
cuenta de lo imperativo que era refugiarme en los sagrados pies de un Vaishnava y dejé Benares para dirigirme a Srîdhama
Vrindavan, donde encontré a muchos devotos sinceros que se lamentaban
clamando en voz alta los sagrados nombres de Srî Rupa, Srî Sânatana y Srî Jiva
Goswami, mientras meditaban en los Pasatiempos Divinos de Srî Srî Radha y Krishna, y se revolcaban en el polvo sagrado de
dicho lugar a causa del amor experimentado por Nâvadwip; debido a esto un anhelo natural comenzó a inundar mi
mente. Sorteando desde Srîdham Mathura
Vrindavan aproximadamente 84 croshas (270
Km), llegué hasta Srîdham Mâyapur
hace algunos días, donde tuve la fortuna de escuchar las glorias divinas acerca
de sus pies sagrados; en los cuales he tomado refugio el día de hoy. Se lo
imploro, bendígame con su misericordia sin causa como si fuera el más humilde e
inmerecedor de sus sirvientes’.
Considerándose
más ordinario que una hojarasca de pasto y con lágrimas en los ojos, Paramahansa
Bâbaji le respondió, ‘¡oh sanyasi thakur!, soy el más vil de las
criaturas, mi existencia ha sido vanamente utilizada en comer, dormir y hablar
de temas intrascendentes, y por eso he considerado prudente el empeñar el resto
de ella refugiándome en los lugares festivos de Srî Krishna Chaitanya; pero para mi mala fortuna no he podido
realizar lo que verdaderamente es el Krishna
Prema (Amor por Dios). Le
agradezco en gran manera que aun por breves instantes haya podido saborear este
sentimiento al contemplar un Vaishnava;
usted verdaderamente merece la Gracia de Srî
Krishna Chaitanya y le estaré eternamente agradecido si bondadosamente
recuerda a este pobre miserable cuando realice plenamente la dulzura del Krishna Prema’. Al terminar estas palabras abrazó cálidamente al sanyasi thakur y lo bañó con lágrimas de amor y afecto; el corazón del sanyasi thakur se conmovió con una alegría sin precedente al sentir el
contacto del gran Vaishnava, y
comenzó a cantar y bailar mientras decía:
‘¡Todas
las glorias al Señor Srî Krishna Chaitanya y a Prabhu Nityananda! y ¡gloria, gloria a
mi divino maestro Premadas, la deliciosa encarnación del servicio adorable al
Señor!’
El
canto y la danza continuaron por un tiempo, tras lo cual ambos descansaron y
sostuvieron una larga conversación. Premadas habló con toda humildad, ‘¡oh gran
alma!, me gustaría que permanecieras por algunos días para santificarme con tu
presencia. El sanyasi thakur respondió, ‘me consagro
enteramente a sus pies de loto; y ni hablar de unos cuantos días, si me lo
permite le serviré hasta exhalar mi último aliento’.
El
sanyasi thakur era muy versado en todas las escrituras sagradas y conocía
bien los efectos benéficos del entrenamiento espiritual bajo la supervisión de
un maestro avanzado en este sendero; así que no dudó en permanecer junto al Vaishnava todo lo necesario. Algún
tiempo después, Paramahansa Bâbaji le comentó, ‘¡oh gran alma!, he sido
iniciado por Su Divina Gracia Paramahansa Srî Pradyumna Brahmachari, quien se
encuentra absorto en la adoración de Srî
Nrisimhadeva en una aldea llamada Srî
Devapalli, localizada en el extremo sureste del círculo de Nâvadwip. Vamos hoy después de finalizar
la colecta de limosna a contemplar sus pies de loto’. La respuesta del sanyasi thakur fue de completa sumisión, ‘lo que a usted más le complazca’.
Como
a las dos de la tarde y después de haber cruzado el río Alakananda y el Satyalila,
arribaron a la aldea de Devapalli,
donde vieron al asociado íntimo del Señor en el interior del templo de Srî Nrisimhadeva. Desde una distancia
muy razonable Paramahansa Bâbaji ofreció sus reverencias respetuosas a su
divino maestro; quien lleno de la miel de la bondad divina salió a recibir a su
discípulo con gran afecto para darle un abrazo y preguntarle acerca del estado
y curso de su adoración. Después de un extenso y agradable discurso el sanyasi thakur fue presentado al maestro divino.
Srî
Pradyumna Brahmachari lo felicitó por haber seleccionado a tan distinguido y
genuino maestro, y lo alentó a que estudiara el Premavivarta bajo la sabia guía del Bâbaji, al citarle las
escrituras (Ch. Ch. II. 8. 127.): «aquél que está bien versado en el
conocimiento trascendental de Srî
Krishna, es un Guru sin importar
que éste sea un brâhmana, un sanyasi o un sudra (sacerdote, renunciante u obrero)».
El
sanyasi thakur también ofreció sus más humildes cumplidos a los pies de
loto del maestro de su maestro con estas palabras, ‘¡oh señor!, usted es el
asociado del Señor Supremo Srî Chaitanya; una mirada bondadosa de
su parte puede santificar a cientos de sanyasis
arrogantes como este servidor. Tenga misericordia de mí’. El sanyasi thakur no estaba familiarizado con las formas recíprocas
protocolarias de uso en los círculos devocionales; pero pudo percibir las
buenas reglas de vida que existen entre un Guru
y un Paramaguru, para más tarde
actuar en forma adecuada. Después de presenciar el Aratrika (ceremonia de adoración) al anochecer en honor de la
deidad del Señor Nrisimhadeva, maestro y discípulo regresaron a Godrum.
Las
cosas se sucedieron de igual manera por algún tiempo hasta que el sanyasi thakur sintió deseos de
saber acerca de la Verdad; se veía como un Vaishnava
en todos sus aspectos internos con excepción de su vestido, ya que había
adquirido un perfecto estado de armonía espiritual al controlar tanto sus
sentidos internos como externos (Brahma
bhuta). Pero por encima de todo se
encontraba plenamente imbuido de la fuerte convicción acerca de los Pasatiempos
Espirituales del Señor Supremo, aunada ésta a una correspondiente humildad de
corazón que automáticamente agraciaba su digno carácter.
Una
temprana mañana, cuando los ígneos rayos del sol coloreaban el horizonte
occidental con sus tintes morados, Paramahansa Bâbaji se sentó en el huerto de mâdhavis con su rosario, mantenía
atentamente la cuenta de sus rondas mientras sus ojos profusamente anegados con
lágrimas de amor al recordar los Pasatiempos
Trascendentales de la Pareja Divina Srî
Srî Radha y Krishna,
vislumbraban un episodio en donde Ellos pretendían separarse; lo cual produjo
en el Bâbaji que perdiera la conciencia corporal y se absorbiera profundamente
en servicio íntimo con su cuerpo espiritual. El sanyasi thakur se
encontraba próximo al Bâbaji y se impresionó sobremanera con estos sentimientos
Sâttvikos (trascendentales) de su maestro,
quien de imprevisto le dijo, ‘¡amigo!, ahuyenta a ese mono o sus gritos
perturbarán el confortante sueño de la Juvenil Pareja Divina, con gran
desagrado de parte de mi amiga Lalita,
de la cual me encuentro temeroso pues debido a mi negligencia me abrumará por
esto; ¡mira!, también mi amiga Anangamanjari
nos está haciendo señas por lo mismo -tú eres una Raman manjari- y éste es el servicio que debes realizar; pon
atención’. Al terminar de decir esto, el Bâbaji perdió la conciencia, y desde
ese momento el sanyasi thakur puso toda su atención en el
servicio que realizaba con su cuerpo espiritual. El día se manifestó
ampliamente y la luz del amanecer difundió su brillante lustre en el occidente;
toda la atmósfera aparecía sobrecargada con los melodiosos cantos de los
pájaros, mientras una suave brisa ventilaba los alrededores; la pintoresca
belleza de la huerta de mâdhavis en
el Pradyumna Kunja (bosque) se hacía indescriptible al posarse el primer rayo
de luz carmesí del sol que apareció en el umbral de la casa.
Paramahansa
Bâbaji, sentado en una esterilla de cortezas de plátano comenzó a cantar el Santo Nombre después de recobrar la
conciencia, mientras el sanyasi thakur le ofrecía respetuosas
reverencias a sus pies sagrados. Luego ocupó un lugar cerca del Bâbaji y unió
sus manos con respeto mientras le decía, ‘¡oh señor!, ¿puede su humilde siervo
aventurarse a exponerle una cuestión y esperar ser apaciguado con la
refrescante respuesta emanada de su agraciado ser? Espero que
misericordiosamente se complazca en verter el nectáreo líquido melifluo de Vraja dentro de este agonizante corazón
abrasado por el fuego de los principios impersonales del Brahman’. El Bâbaji Maharaj le respondió, ‘tú mereces ser
bendecido, y respuestas adecuadas obtendrás por tus preguntas’. El sanyasi thakur dijo, ‘¡oh señor!, al escuchar acerca de la celebridad de la
religión por encima de cualquier cosa, he inquirido entre diferentes adeptos al
amor religioso acerca de los verdaderos principios de ella, pero
desafortunadamente las respuestas que obtuve de cada uno de éstos diferían
entre sí; le importaría decirme, ¿qué es la religión o cuál es la verdadera
naturaleza de la jiva?, ¿por qué los
maestros de las diferentes religiones están en desacuerdo unos con otros
respecto a sus puntos de vista? Y si la religión es sólo una, ¿por qué los
maestros eruditos no se preocupan por buscarla?’.
Sin
dejar de contemplar los pies de loto del Señor
Supremo Srî Krishna Chaitanya,
Paramahansa Bâbaji respondió, ‘¡oh afortunado!, escucha el fundamento de la
Verdadera Religión, yo te lo explicaré haciendo uso de lo mejor de mi
conocimiento.
La
naturaleza eterna de una cosa, es su eterna religión. La naturaleza de algo se
desprende desde su mismo constituyente o de lo que la hace ser lo que es.
Cuando Srî Krishna desea formar una
cosa, una naturaleza concomitante va de la mano con la formación de ésta, y tal
naturaleza es su eterna característica’.
Cuando
tal cosa es contaminada debido a algunos eventos inesperados o se pervierte por
tener contacto con otras cosas, entonces su naturaleza también se pervierte o
cambia. Este cambio o hábito pervertido se incrementa con el paso del tiempo al
acompañar a la cosa con su apariencia y unirse a la naturaleza original y
eterna de ella. Pero la apariencia no es su verdadera realidad o identidad.
Este cambio o perversión no es innato o congénito en la cosa sino accidental o
casual, y puede ser pasajero o le puede dar su sello a la cosa. Por ejemplo, el
agua que es una cosa y cuya propiedad natural es su liquidez. Cuando le
acontece un cambio que la transforma en hielo, la solidez o rigidez se vuelven
su propiedad accidental o causal; y ésta coexiste con su verdadera naturaleza.
Pero es un hecho que lo causal o accidental tienen como origen algo temporal y
no eterno, que se desvanece con la desaparición de su causa. Sin embargo, la
naturaleza que surge en el momento de la conformación de la cosa es eterna y
permanece latente aun cuando se encuentre pervertida o cambie; porque con el
transcurrir del tiempo y debido a circunstancias favorables, la naturaleza de
la cosa puede asumir su carácter original sin lugar a dudas.
La
naturaleza eterna de una cosa es su función eterna; y su accidente es su
proceso causativo. Quien está bien versado acerca del conocimiento de alguna cosa,
entiende adecuadamente la distinción entre la naturaleza real y la naturaleza
causal de la cosa; y quienes están desprovistos de tal conocimiento, consideran
lo accidental como real. Así mismo se confunden los ignorantes con respecto a
la religión temporal, al considerarla eterna’.
El
sanyasi dijo, ‘¿qué se debe
comprender por las palabras Vastu (cosa) y su naturaleza?’
Paramahansa
Bâbaji continuó, ‘...el significado que se deriva de la palabra Vastu se refiere a aquello que existe y
por ende se le puede dar un significado que es de dos clases, es decir, real o
irreal. La cosa que es real, es trascendental. Y las cosas irreales, junto con
sus atributos, son mundanas. Las cosas reales tienen existencias eternas, y las
cosas irreales tienen nombres, formas y apariencias de existencia; la cual es
de alguna manera real, pero también aparente. El Srîmad Bhâgavatam (Bh. I. I. 2.) menciona: «...cualquier
cosa concebible aquí es real y ha surgido del Ser total», lo cual significa que
la cosa real es trascendental. El Señor Supremo es la Única Cosa Real; Su parte
separada es conocida como jiva o alma individual y Su potencia
externa es conocida como Maya (energía material). Por lo tanto Vastu, esto es, la cosa real, denota
tres objetos denominados como el Señor Supremo, la jiva y Maya. Conocer sus
mutuas relaciones es conocimiento puro. De estas tres cosas se desprenden
innumerables apariencias, las cuales son de naturaleza insustancial. El sistema
Vaisheshika está fundamentado en el estudio de la materia y sus cualidades, y
por lo tanto se basa en meras especulaciones acerca de cosas irreales. La
cualidad especial que caracteriza la cosa real es su naturaleza. La jiva es un objeto eterno y su naturaleza
es espiritualmente eterna’.
El
sanyasi thakur dijo, ‘¡oh señor!, gracias a usted ahora empiezo a
comprender con plenitud este tema’.
El
Bâbaji continuó, ‘Srîla Krishnadasa Kaviraj Goswami, fiel seguidor de Srî Nityananda Prabhu, me mostró un
manuscrito del Srî Chaitanya Charitâmrita,
en el cual Srî Chaitanya Deva nos da
Su enseñanza respecto al tema de la siguiente manera: «La naturaleza eterna de
la jiva es servir siempre a Srî Krishna». La jiva es una porción de la potencia Tatastha (línea fronteriza) de Srî
Krishna, la cual existe simultáneamente como entidad distinta y no distinta
de Él. Cuando ella olvida a Srî Krishna,
se vuelve aversa a Su servicio, y por esto se dice que su aversión no tiene
comienzo, ya que ésta se originó antes de su encarnación dentro de los cuatro
muros del tiempo y del espacio. Por este acto de aversión a Dios, ella es
encontrada culpable por Maya, la
energía ilusoria o potencia del Señor Supremo, y por ello, lanzada dentro del
vórtice de las relatividades terrenales de felicidad, miseria, etc., como
castigo. Srî Krishna es el Absoluto Trascendental, y el
Autorrefulgente Sol Espiritual de la Morada Trascendental; las jivas son los innumerables rayos que
emanan del Sol Krishna, las cuales son Sus partes atómicas, mas no como pedazos de
piedra desprendidos de una montaña, porque Srî
Krishna es Trascendentalmente Infinito y no existe la posibilidad de que
decrezca ni un poco cuando las infinitesimales jivas emanan de Él; puesto que éstas son comparadas con las
innumerables chispas de un fuego abrasador. En los Vedas se encuentran muchas
descripciones acerca de ellas pero ninguna se puede comparar apropiadamente
para plantearnos un claro concepto acerca de la verdadera naturaleza de la jiva en una manera imparcial dentro de
nuestra mente, hasta que la mundanalidad de estas comparaciones sea completamente
eliminada. Srî Krishna es el Todo
Trascendental y las jivas son las
partes atómicas del Todo; ambos son similares respecto a la cualidad de la
conciencia o animación, mas diferentes y eternamente distintos en cuanto al
aspecto cuantitativo. Uno es el Total y las otras son Sus partes; Uno es
Infinito y las otras infinitesimales. Srî
Krishna es el Señor Eterno de las
jivas, quienes son Sus eternas
siervas debido a su naturaleza esencial. Srî
Krishna es la Eterna Atracción y las jivas
son atraídas por Él. Srî Krishna
es el Gobernador Supremo del Universo y
las jivas son las gobernadas. Srî Krishna es el Señor que observa y
las jivas son observadas. Srî Krishna es la Totalidad Completa y
las jivas son pobres e inferiores. Srî Krishna es el Todopoderoso Ser Supremo y las jivas
son impotentes en comparación a menos que sean apoderadas por Él. Así, la
servidumbre eterna aunada con la obediencia a Srî Krishna, es la naturaleza eterna o religión de la jiva’.
La
Omnipotencia de Srî Krishna se
encuentra plenamente manifiesta en la revelación del Reino Espiritual. Para
manifestar el mundo de las jivas, Srî Krishna despliega Su Tatastha shakti; una potencia especial que lleva a cabo su influencia para
dar origen a los mundos imperfectos. Esta potencia es conocida como Tatastha o marginal, y su función es la
de crear entidades especiales, entre las cosas animadas e inanimadas, que
puedan mantener contacto tanto con el Reino Espiritual como con el material.
Sin embargo, una cosa puramente animada y espiritual siempre estará en una
relación opuesta a las cosas inanimadas, pues de ninguna manera se pueden
conectar en forma indefinida. Una jiva
es sin lugar a dudas una parte espiritual atómica movida por algún Poder Divino
para ponerse en contacto con el mundo inanimado, y por ello se le conoce como potencia Tatastha. El fonema Tata representa una línea imaginaria de demarcación entre la tierra
y el agua; la cual no se encuentra ni en la tierra ni en el agua sino en ambas.
Tal potencia divina que se encuentra enmedio, esto es, entre el agua y la
tierra, sustenta una entidad que posee ambas propiedades terráqueas (de tierra
y de agua). Las jivas sin duda son
entidades espirituales, pero en su conformación son tan infinitesimales que son
propensas a absorberse en los principios de Maya;
su constitución no es absolutamente espiritual como la de las entidades
trascendentales del Reino Espiritual, pero tampoco son absolutamente mundanas
como cualquier fenómeno, debido a su aptitud o tendencia espiritual. Por esto,
el fundamento de las jivas es
completamente distinto del principio del Espíritu Supremo y de la materia. Esta
es la causa de la eterna diferencia entre el Ser Supremo y la jiva. El Ser Supremo es el Amo de Maya, quien depende en su totalidad de
Él, y la jiva está sujeta a ser
subyugada por Maya bajo ciertas
circunstancias. Podemos concluir que el Señor
Supremo Bhagavan, las jivas y Maya, son los tres eternos principios espirituales; entre los
cuales, el Señor Supremo es la Siempre
Trascendental y Primordial Verdad. Como lo confirma el himno Védico: «Él es el Eterno entre todos
los eternos, la Fuente Consciente de todas las entidades conscientes».
Una
jiva es debido a su natural esencia
la sierva eterna de Srî Krishna y
una manifestación de Su potencia Tatastha;
la jiva es simultáneamente distinta y
no distinta de Srî Bhagavan y por lo
tanto Su manifestación diferente y no diferente. La jiva está sujeta a Maya
bajo ciertas circunstancias especiales, pero Dios siendo el Gobernador Supremo
de Maya y de todas Sus potencias, nunca
está sujeto a Maya. Dios y el alma
individual son eternamente distintos; una jiva
es en esencia una entidad espiritual parecida a Dios pero subordinada como Su
potencia, y por ello eternamente no distinta de Él.
Si la eterna distinción y no distinción son
simultáneas, entonces la primera es más
importante. El servicio a Krishna
es la naturaleza eterna de la jiva, y
cuando ésta olvida su relación, es abrumada por la influencia de Maya, la potencia ilusoria que descansa
en la parte posterior del Señor; desde la cual la jiva puede manifestar su deseo por regresar al servicio del Señor Supremo Srî Krishna, ya que la condición de retorno de la jiva surge junto con su venida a este
mundo de Maya, y tratar de trazar su
caída dentro de los límites del tiempo y del espacio está fuera de toda
consideración. De ahí el significado de la expresión, ‘...eternamente de
regreso’; su función eterna en cuanto al servicio a Srî Krishna ha sido pervertida desde su entrada en este plano
tridimensional debido a su olvido, y cuando llega a tener contacto con Maya, su naturaleza pervertida prevalece
dando lugar a que se manifieste su función causal o accidental. La Religión
Eterna es Una y Pura, mientras la religión accidental asume variadas formas
bajo diferentes circunstancias y es descrita en formas distintas por diversos
hombres con divergentes principios’.
Después
de escuchar con alegría estas verdades trascendentales, el sanyasi thakur ofreció
sus reverencias respetuosas a los pies de loto de su Divino Maestro y le dijo, ‘¡oh
señor!, permítame refexionar acerca de estas verdades por este día, mañana
pondré ante sus pies cualquier duda que surja en mi mente, si éste es el caso’.
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