El Śrīmad-Bhāgavatam jai srila prbhupada ki jai


Resumen del primer canto

 Las preguntas de los sabios



Como preludio del Primer Capítulo, el autor, Śrīla Vyāsadeva, le ofrece reverencias al Señor Kṛṣṇa (40), y glorifica el Bhāgavata Pūraṇa (el Śrīmad-Bhāgavatam) (59).

Los sabios de Naimiṣāraṇya, reunidos ahí para realizar un sacrificio durante mil años por el bien de la generalidad de la gente (54), le hacen preguntas al gran sabio Śrīla Sūta Gosvāmī, a quien han elevado al N. del T.: Asiento de honor que en las reuniones de sabios y devotos se le ofrece al representante genuino de Vy(56). Ellos le piden al Gosvāmī que les diga lo que él ha averiguado que es «el absoluto y máximo bien para la gente en general» (60), y que explique las enseñanzas fundamentales de todas las Escrituras (63). Además, le piden que explique la ciencia de Dios, y que describa los pasatiempos de la Personalidad de Dios y de Sus múltiples encarnaciones (64). Por último, le preguntan «a quién han acudido ahora los principios religiosos en busca de refugio», ya que Śrī Kṛṣṇa, la Verdad Absoluta, «ha partido hacia Su propia morada» (75).

CAPÍTULO DOS: Divinidad y servicio divino

Después de ofrecerles reverencias a Śukadeva Gosvāmī (78-80) a la Personalidad de Dios, a Nara-Nārāyaṇa Ṛṣi, a la madre Sarasvatī y a Śrīla Vyāsadeva (82), y después de agradecerles a los sabios sus preguntas (83), Sūta Gosvāmī comienza a responder. En primer lugar, él explica que el bien absoluto para la generalidad de la gente consiste en prestarle al Señor Śrī Kṛṣṇa un amoroso servicio devocional (84), y luego explica que la enseñanza fundamental de todas las Escrituras es que se debe «oír hablar de la Personalidad de Dios, y adorarlo, recordarlo y glorificarlo a Él» (96), con lo cual uno trasciende las modalidades materiales de la naturaleza y llega a conocer la ciencia de Dios (103-104), Sūta Gosvāmī hace entonces una sipnosis de la ciencia de Dios, describiendo al Señor como el origen de los puruṣa-avatāras, y describiendo la superioridad del Señor Viṣṇu frente a los semidioses (108), la posición absoluta del Señor Kṛṣṇa (115), cómo el Señor crea los universos materiales (119), el Señor como la Superalma (121), etc.

CAPÍTULO TRES: Kṛṣṇa es la fuente de todas las encarnaciones

Sūta Gosvāmī describe los pasatiempos de las encarnaciones de Kṛṣṇa (133-151), y concluye sus descripciones diciendo: «Todas las encarnaciones anteriormente mencionadas son, o bien porciones plenarias, o porciones de las porciones plenarias del Señor, pero el Señor Śrī Kṛṣṇa es la Personalidad de Dios original. Todas ellas aparecen en los planetas siempre que hay un disturbio creado por los ateos. El Señor se encarna para proteger a los teístas. Todo aquel que, cuidadosamente y con devoción, recite por la mañana y por la noche las misteriosas apariciones del Señor, se libera de todos los sufrimientos de la vida» (154).

Sūta procede a explicar diferentes temas, entre ellos el virāṭ-rūpa (la forma universal del Señor) (158), la autorrealización (161-162), la omnipotencia del Señor (164) y las glorias del Śrīmad-Bhāgavatam (169-171). Luego, él responde a la última pregunta que le hicieron los sabios (en el Capítulo Uno), en relación con quién está protegiendo los principios de la religión después de la partida del Señor Kṛṣṇa: «Este Bhāgavata Purāṇa es tan brillante como el Sol, y ha surgido justo después de la partida del Señor Kṛṣṇa a Su propia morada, acompañado por la religión, el conocimiento, etc. Las personas que han perdido la visión debido a la densa oscuridad de la ignorancia de la era de Kali, habrán de recibir luz de este Purāṇa» (173). Sūta Gosvāmī concluye diciendo: «¡Oh, brāhmaṇas eruditos!, cuando Śukadeva Gosvāmī recitó el Bhāgavatam ahí [en presencia del emperador Parīkṣit], yo lo oí a él con suma atención, y, en consecuencia, por su misericordia, aprendí el Bhāgavatam con ese eminente y poderoso sabio. Ahora trataré de hacerles oír exactamente lo mismo, tal como lo aprendí de él y como yo lo he comprendido» (174).

CAPÍTULO CUATRO: La aparición de Śrī Nārada

Śaunaka le pide a Sūta Gosvāmī que hable acerca del origen del Śrīmad-Bhāgavatam (179): «¿Dónde y cuándo se le dio comienzo? ¿Por qué fue emprendido? ¿De dónde obtuvo Vyāsadeva la inspiración para recopilarlo? (180) ¿Cómo se reconoció a Śukadeva Gosvāmī (como un sabio) cuando entró en Hastināpura? (183) ¿Cómo conoció el rey Parīkṣit a Śukadeva Gosvāmī? (183) ¿Cómo fueron el nacimiento y las actividades de Mahārāja Parīkṣit? (185) ¿Por qué quería el rey dejarlo todo, incluso su propio cuerpo que era un refugio para los demás? (186 y 187).

Después de describir brevemente el nacimiento de Vyāsadeva (190), Sūta Gosvāmī relata que una vez, mientras Vyāsa meditaba vio las anomalías de la era de Kali (191 y 192) y «se puso a reflexionar pensando en el bienestar de los hombres de todos los niveles y órdenes de vida» (193). Como resultado de sus reflexiones, dividió el Veda original en cuatro (194), recopiló los Purāṇas (195), les confió los Vedas y Purāṇas a diferentes sabios (196 y 197) y recopiló el Mahābhārata (199). No obstante, a pesar de haber recopilado todas esas Escrituras Védicas, Vyāsa se sintió insatisfecho (201) cosa que le atribuyó al hecho de no haber señalado de modo específico la senda del servicio devocional del Señor (204). En el momento en que Vyāsa se lamentaba de esto, su maestro espiritual, Śrī Nārada Muni, llegó a la cabaña de Vyāsa
situada a orillas del río Sarasvatī (204).



CAPÍTULO CINCO: Las instrucciones de Nārada a Vyāsadeva acerca del Śrīmad-Bhāgavatam

Nārada revela la causa del desaliento de Vyāsa: «Tú no has difundido de hecho las sublimes e inmaculadas glorias de la Personalidad de Dios...» (213). Nārada explica, en esencia, que Vyāsa, con un espíritu de transigencia, había hecho énfasis en las actividades karma-kāṇḍa (actividades fruitivas reguladas), animando así a la gente a que disfrutara de la complacencia de los sentidos en el nombre de la religión (224). Él debía, más bien, describir directamente las glorias y actividades trascendentales del Señor Supremo (227) en aras del máximo bien de la gente: «Vuestra merced posee una visión perfecta. Tú mismo puedes conocer a la Superalma y Personalidad de Dios debido a que estás presente como porción plenaria del Señor. Aunque Tú no naces, has aparecido en esta Tierra por el bienestar de toda la gente. Por favor, describe, pues, más vívidamente los trascendentales pasatiempos de la Suprema Personalidad de Dios Śrī Kṛṣṇa (235)... describe por favor las actividades del Todopoderoso Señor que has aprendido con tu vasto conocimiento de los Vedas, pues eso satisfacerá los anhelos de grandes eruditos, y al mismo tiempo mitigará los sufrimientos de las masas de gente común que siempre están padeciendo los tormentos materiales. En verdad, no hay otra manera de escaparse de esos sufrimientos».

Nārada relata la historia de su propia vida previa (en el milenio anterior) como el hijo de una sirvienta que estaba dedicada al servicio de unos brāhmaṇas (237). Él mismo se ocupó también en el servicio de ellos, y, por relacionarse con ellos y recibir sus bendiciones, se sintió atraído a oír hablar de Kṛṣṇa (242), con lo cual comenzó su servicio devocional y adquirió conocimiento trascendental (243). Nārada, hablándole a Vyāsadeva, glorifica entonces el proceso del servicio devocional que se le presta al Señor Kṛṣṇa (248).

CAPÍTULO SEIS: Conversación entre Nārada y Vyāsadeva

Vyāsa le pregunta a Nārada acerca de lo que hizo después de la partida de los sabios (262). Nārada explica que, después de que ellos partieron, su madre fue mordida por una serpiente (y murió) (267). Considerando que esto era la misericordia especial del Señor, Nārada se fue del hogar y comenzó a viajar (267), pasando por ciudades, pueblos, bosques y junglas (268-269). Una vez, en un bosque deshabitado, Nārada se sentó bajo un árbol baniano y comenzó a meditar en la Superalma tal como se lo habían enseñado los sabios (271). De inmediato, el Señor Kṛṣṇa apareció «en el loto de [su] corazón», y él se llenó de éxtasis (272-273). Cuando Nārada perdió esa visión extática y se acongojó (274), la Personalidad de Dios le habló y le dijo que había aparecido sólo para aumentar en Nārada el deseo de verlo a Él, y que aunque no podría verlo de nuevo durante el resto de esa vida, el recuerdo del Señor lo acompañaría ininterrumpidamente (277-279).

Después de ese incidente, Nārada viajó por toda la Tierra cantando el santo nombre del Señor y cantando acerca de Su santa fama, hasta que abandonó su cuerpo material (282-283). Al final del milenio, Nārada entró en el cuerpo del Señor Nārāyaṇa y reapareció al comienzo del siguiente milenio (285). Desde entonces, Nārada viaja por todas partes de los universos materiales y espirituales sin restricción (286), cantando constantemente las glorias del Señor y tocando su vīṇā trascendental (287). Después de completar esta narración autobiográfica, Nārada se despide de Vyāsa (293).

CAPÍTULO SIETE: El castigo del hijo de Droṇa

Śaunaka Ṛṣi le pregunta a Sūta Gosvāmī acerca de lo que Vyāsa hizo después de la partida de Nārada (297). Sūta describe que después de la partida de Nārada, Vyāsa se sentó a meditar (299) y llegó a comprender por completo que las entidades vivientes engañadas podían liberarse de las desdichas materiales únicamente mediante el servicio devocional. Sin embargo, como la mayoría de la gente no sabe esto, Vyāsa compiló el Śrīmad-Bhāgavatam para darle la guía indicada (117). Después de compilar el Bhāgavatam, Vyāsa se lo enseñó a su propio hijo, Śrī Śukadeva Gosvāmī (307).

Sūta Gosvāmī comienza entonces a narrar los eventos que siguieron a la Batalla de Kurukṣetra (316). Él describe que Aśvatthāmādespués de perpetrar el atroz acto de matar a los cinco hijos de Draupadī mientras dormían, fue castigado por Arjuna bajo la dirección de Kṛṣṇa. Aunque como Aśvatthāmā era el hijo de un brāhmaṇa, no se le podía matar, por ser un agresor, Arjuna lo mató simbólicamente cortándole el cabello y la joya que llevaba en la cabeza (348-349). Después de ser deshonrado de ese modo, puesto en libertad y echado de campo, Draupadī y los hijos de Pāṇḍu, sobrecogidos de pesar, les hicieron los debidos rituales a los cadáveres de sus familiares (351).

CAPÍTULO OCHO: Las oraciones de la reina Kuntī y la salvación de Parīkṣit

Después de apaciguar a aquellos que estaban afligidos por la devastación de la Batalla de Kurukṣetra (355), el Señor Kṛṣṇa se dispone a partir para Dvārakā (359). Sin embargo, Uttarā, la viuda de Abhimanyu (un hijo de Arjuna), acude a Kṛṣṇa buscando protegerse de un arma brahmāstra que Aśvatthāmā había lanzado contra ella con miras a «acabar con la última vida de la familia Paṇḍava» (es decir, con Parīkṣit que yacía en forma de embrión en el vientre de Uttarā) (360-362). Cubriendo el embrión con Su energía personal, Kṛṣṇa neutralizó el brahmāstra (365). Mientras Kṛṣṇa se disponía de nuevo a partir hacia Dvārakā, Kuntī, la esposa de Paṇḍu y madre de los Paṇḍavas, se acercó a Él y le ofreció muchas oraciones hermosas para glorificarlos (368-402). Disponiéndose de nuevo a partir, Kṛṣṇa es abordado por el rey Yudhiṣṭhira (403), quien, engañado por el afecto mundano (por la voluntad de Kṛṣṇa), se siente responsable de la muerte de la gran cantidad de personas que perecieron en la batalla. Él se lamenta de la matanza en masa pensando que irá al infierno por sus ofensas (407).

CAPÍTULO NUEVE: La muerte de Bhīṣmadeva en presencia del Señor Kṛṣṇa

Cuando Mahārāja Yudhiṣṭhira regresó al campo de batalla, vio que Bhīṣmadeva (el abuelo de los Pāṇḍavas) yacía en un lecho de flechas a punto de irse de este mundo (411). Muchos sabios y reyes de todas partes del universo se reunieron ahí (414), y Bhīṣmadeva comenzó a hablarle a Yudhiṣṭhira a quien lo acompañaban los Pāṇḍavas, y le dijo que todos los sufrimientos por lo que habían pasado los Pāṇḍavas eran parte del plan del Señor, y así deberían aceptarlo (424-429). Él glorifica entonces a Kṛṣṇa como la Suprema Personalidad de Dios, apreciando el hecho de que se halle presente en el momento de su muerte (430-435). A pedido de Mahārāja Yudhiṣṭhira, Bhīṣma explica los principios esenciales de la religión (los deberes de los varṇas y āśramas, la caridad, el deber de un rey, las actividades para la salvación, los deberes de las mujeres y de los devotos, etc.) (439-446).

Cuando el Sol entró en el hemisferio Norte, que es «el período que anhelan los místicos que mueren cuando lo desean» (447), Bhīṣma dejó de hablar, fijó los ojos en el Señor Kṛṣṇa (448), y de ese modo se purificó por completo y se liberó de todos los dolores corporales causados por las heridas de las flechas. Él le ofreció entonces oraciones devocionales a Śrī Kṛṣṇa, pidiendo tener la mente fija en Él mientras abandonaba el cuerpo (450).

Después de que dejó el cuerpo y regresó a Vaikuṇṭha, todos los presentes «dieron comienzo a demostraciones de honor y respeto», y del cielo cayeron lluvias de flores (472). Luego de glorificar a Kṛṣṇa mediante himnos védicos, todos los sabios ahí reunidos regresaron a sus respectivas ermitas (474). Mahārāja Yudhiṣṭhira fue entonces a Hastināpura y consoló a sus tíos (Dhṛtarāṣṭra y Gāndhārī) (475), y comenzó a gobernar el reino de acuerdo con los principios religiosos (476).

CAPÍTULO DIEZ: La partida del Señor Kṛṣṇa para Dvārakā

Después de que Bhīṣmadeva y el Señor Kṛṣṇa iluminaron a Mahārāja Yudhiṣṭhira con sus palabras, los recelos de éste quedaron erradicados, y él gobernó la Tierra asistido por sus hermanos menores (482). Luego, se describen las gloriosas y auspiciosas condiciones del reino durante su reinado (483-486).

Después de permanecer en Hastināpura por unos cuantos meses (para tranquilizar a Sus parientes) (488), el Señor Kṛṣṇa se dispuso a partir para Dvārakā. Sintiendo el pesar de la próxima separación, los parientes de Kṛṣṇa y todos los demás Lo adoraron de diversas maneras (494-497). «Absortas en las trascendentales cualidades del Señor... las damas que estaban en los techos de todas las casas de Hastināpura, comenzaron a hablar de Él. Esa conversación era más atractiva que los himnos de los Vedas» (498). Las damas ofrecieron muchas oraciones devocionales y de glorificación (499-514). Sonriendo y aceptando sus oraciones, y mirándolas misericordiosamente, el Señor Kṛṣṇa partió de Hastināpura (515), acompañado por una fuerza defensiva enviada por Yudhiṣṭhira Mahārāja. Después de viajar una gran distancia, el Señor Kṛṣṇa llegó finalmente a Dvārakā (517).

CAPÍTULO ONCE: La entrada del Señor Kṛṣṇa en Dvārakā

El Señor Kṛṣṇa entra en la hermosa y opulenta ciudad de Dvārakā (521), y es recibido por sus residentes con oraciones y celebraciones festivas (525-543). Después de entrar en casa de Su padre Vasudeva y de ser recibido ahí con gran afecto (551-552), entra en Sus palacios (553), donde Sus reinas Lo reciben con gran éxtasis y devoción (556).

CAPÍTULO DOCE: El nacimiento del Emperador Parīkṣit

En respuesta a un pedido de Śaunaka Ṛṣi, Sūta Gosvāmī cuenta cómo mientras Mahārāja Parīkṣit se hallaba en el vientre, fue salvado por el Señor Kṛṣṇa de un arma brahmāstra, y cómo el niño vio al Señor en esa ocasión (577-580). Sūta pasa a describir el nacimiento de Mahārāja Parīkṣit (582) y las ceremonias natales correspondientes, durante las cuales los eruditos brāhmaṇas, expertos en la ciencia astrológica y satisfechos con la generosa caridad dada por Yudhiṣṭhira, instruyeron al rey en lo referente al futuro del niño (583-588). Ellos señalan que el niño será un gran devoto y un gran rey, tal como los grandes reyes del pasado védico, e incluso como el Señor Śiva, el Señor Rāma y el Señor Nārāyaṇa (591-604). El hijo de Yudhiṣṭhira se volvería célebre como «Parīkṣit» (el examinador) porque llegaría a examinar a todos los seres humanos en busca de aquella personalidad que vio en el vientre (610).

Después, Mahārāja Yudhiṣṭhira ejecutó tres sacrificios de caballo a fin de contrarrestar los pecados en que incurrió al pelear con sus parientes en la Guerra de Kurukṣetra (612-615). El Señor Kṛṣṇa, que había sido invitado al sacrificio, permaneció en Hastināpura por unos cuantos meses, al cabo de los cuales regresó a Dvārakā (618-619).

CAPÍTULO TRECE: Dhṛtarāṣṭra se va del hogar

Después de ser iluminado por Maitreya, Vidura regresó a Hastināpura al palacio de los Pāṇḍavas (621). Ahí fue recibido por sus parientes con gran afecto (624), e interrogado por Mahārāja Yudhiṣṭhira acerca de sus viajes (629-634).

Dhṛtarāṣṭra, después de que su hermano menor lo instruyó con palabras fuertes acerca de lo temporal e ilusorio de la vida familiar y mundana, y le advirtió de su propia muerte inminente (642-653), cortó de inmediato el fuerte vínculo del apego familiar, y se fue del hogar seguido por su esposa Gāndhārī para «emprender el camino de la liberación» (654).

Mientras Yudhiṣṭhira (junto con sus hermanos y Sañjaya) estaba lamentando la misteriosa desaparición de Dhṛtarāṣṭra y Gāndhārī (así como también la desaparición de Vidura), Nārada Muni apareció (663) y les erradicó de la congoja impartiéndoles instrucciones filosóficas (666-675) y prediciendo el futuro de Dhṛtarāṣṭra y su esposa (676-677). Él explica que ellos se habían ido a los Himalayas (acompañados por Vidura) (678) a dedicarse al aṣṭāṅga-yoga, a fin de prepararse para la muerte (679). En cinco días - explicó Nārada - , Dhṛtarāṣṭra iba a abandonar el cuerpo, el cual iba a quemarse y reducirse a cenizas, su esposa iba a entrar en el fuego (684-685), y Vidura abandonaría ese lugar (para ir a peregrinar).



CAPÍTULO CATORCE: La desaparición del Señor Kṛṣṇa

Al ver que durante varios meses, Arjuna no había regresado de Dvārakā (a donde había ido a ver al Señor Kṛṣṇa y otros amigos), Mahārāja Yudhiṣṭhira comenzó a observar en la Tierra muchos presagios poco propicios (690). Cuando Arjuna regresó finalmente a Hastināpura con una actitud muy abatida (705), Yudhiṣṭhira le preguntó por varios amigos y parientes que estaban en Dvārakā (706), y debido a que Arjuna había perdido el brillo del cuerpo también le preguntó a él cómo estaba (718). Yudhiṣṭhira concluyó que la causa del abatimiento de Arjuna debía de ser que su muy íntimo amigo, el Señor Kṛṣṇa, había desaparecido de la Tierra (722).

CAPÍTULO QUINCE: Los Pāṇḍavas se retiran oportunamente

Lamentando la partida de Kṛṣṇa, Arjuna tiene reminiscencias acerca de las gloriosas actividades de Kṛṣṇa en relación con él y los Pāṇḍavas, especialmente el haberle dado a él [Arjuna] todo el poder y haberlo protegido de diversos enemigos y peligros (727-749). Él le cuenta a Yudhiṣṭhira que fue vencido por un cierto número de «infieles pastores de vacas», mientras custodiaba a las esposas de Kṛṣṇa (750), y le cuenta de la destrucción de la dinastía Yadu (752). Luego, meditando en las instrucciones del Señor Kṛṣṇa, la mente de Arjuna se tranquilizó y se limpió de la contaminación material (755).

Al oír que el Señor Kṛṣṇa había regresado a Su morada y que la dinastía Yadu había concluido su manifestación terrenal, Mahārāja Yudhiṣṭhira decidió ir de vuelta al hogar, de vuelta a Dios (763). Viendo el comienzo de la influencia de la era de Kali, Yudhiṣṭhira pone en el trono a su nieto, Parīkṣit, como emperador del mundo, renuncia a su reino, y se va del hogar a prepararse para ir de vuelta a Dios (769-770). Después, los hermanos menores de Yudhiṣṭhira (los Pāṇḍavas), así como también la reina Kuntī, Vidura, Draupadī y Subhadrā, siguieron los pasos del rey y regresaron al hogar, de vuelta a Dios (778-783).

CAPÍTULO DIECISÉIS: Cómo Parīkṣit recibió la era de Kali

Mahārāja Parīkṣit comienza a gobernar el mundo (785), conquista todas las regiones del planeta y cobra tributos a sus respectivos gobernantes (798). Adondequiera que el rey iba, oía hablar de las glorias de sus grandes antepasados y de los gloriosos actos del Señor Kṛṣṇa (801).

Mientras tanto, la personalidad de los principios religiosos, Dharma, en la forma de un toro, se encontró a la personalidad de la Tierra en la forma de una vaca, la cual se estaba lamentando mucho. Dharma le pregunta cuál es la causa de su lamentación (804), conjeturando que se debe a las condiciones poco propicias provocadas por la era de Kali (810). Ella le responde a Dharma, explicándole que se está lamentando porque ante la ausencia del Señor Kṛṣṇa, la era de Kali ha difundido su influencia por todas partes (813-816).

CAPÍTULO DIECISIETE: Castigo y recompensa de Kali

Mientras la Tierra y la personalidad de la religión estaban conversando de ese modo, Mahārāja Parīkṣit llegó a la orilla del río Sarasvatī. Ahí observó que un śūdra, vestido de rey, estaba golpeando con una maza a una vaca y a un toro (827). El rey lo regañó (a la personalidad de Kali) (830-832), indagó la identidad del toro (833), lamentó la sufrida condición de éste y prometió protegerlo (834). El rey le preguntó a Dharma que quién le había cortado tres de sus patas (838). Dharma responde diciendo: «Es muy difícil determinar quién es el malhechor específico que ha provocado nuestros sufrimientos ya que estamos confundidos con todas las diferentes opiniones de los filósofos teóricos» (844). Parīkṣit Mahārāja concluye que el toro es la personalidad de la religión (849) y declara que de sus cuatro patas, que representan la austeridad, la limpieza, la misericordia y la veracidad, tres están rotas «debido a la irreligión que se ha difundido por doquier en la forma del orgullo, la lujuria y la embriaguez» (850). Él prosigue y declara que ahora la personalidad de Kali también está tratando de destruir la única pata restante que representa la veracidad (852). En relación con la personalidad de la Tierra, la vaca, Mahārāja Parīkṣit explicó que, al ser abandonada por la Personalidad de Dios, ella «lamenta su futuro... ya que ahora la gobiernan y disfrutan hombres de clase baja que se hacen pasar por gobernantes» (854).

Cuando, después de apaciguar a la vaca y al toro, Parīkṣit se dispone a matar a la personalidad de Kali, Kali se entrega (856). Mahārāja Parīkṣit le perdona la vida y le ordena que abandone su reino (858), pero como el reino de Mahārāja Parīkṣit se extendía por todas partes, Kali le pidió al rey que le asignara algún lugar en el que pudiera vivir permanentemente bajo la protección del gobierno (864). Ante ese pedido, Mahārāja Parīkṣit le dio permiso de residir en lugares en los que hubiera juegos de azar, bebida, prostitución y matanza de animales y donde hubiera oro (865-867).

«Luego, Mahārāja Parīkṣit restableció las patas que la personalidad de la religión [el toro] había perdido, Yamarāja mediante actividades alentadoras, hizo que la condición de la Tierra mejorara considerablemente» (870).

CAPÍTULO DIECIOCHO: Mahārāja Parīkṣit es maldecido por un niño brāhmaṇa

Después de glorificar a Mahārāja Parīkṣit (875) y de ser glorificado por los sabios reunidos (885), y después de que ellos le pidieran que siguiera narrando los nectáreos pasatiempos del Señor (890), Sūta Gosvāmī narra la maldición de la que Śṛṅgi, el niño brāhmaṇa, hizo objeto a Mahārāja Parīkṣit.

Una vez, mientras Mahārāja Parīkṣit se encontraba de cacería en el bosque, se sintió sumamente fatigado, hambriento y sediento, y entró en la ermita del sabio Śamīka Ṛṣi a buscar agua (902). El sabio, absorto en la meditación (904), no se dio cuenta de la presencia del rey y, por lo tanto, no lo recibió como era debido. Parīkṣit, sintiéndose desdeñado y enfureciéndose (por disposición del Señor) (905), enguirnaldó con una serpiente muerta al sabio meditativo, y luego se fue (907). Para vengarse, Śṛṅgi, el hijo del sabio, haciendo un uso indebido de su poder brahmínico, maldijo al rey, condenándolo a morir en siete días por causa de la mordida de una serpiente alada (914). Al volver a la conciencia externa, Śamīka Ṛṣi, quien no había tomado la ofensa del rey muy en serio, lamentó mucho el pecaminoso acto que había cometido su hijo al maldecir al rey (917), explicando que, con la destrucción del régimen monárquico habría grandes desórdenes sociales y la sociedad se degradaría (919).

Toda esta situación se creó por la voluntad del Señor, tan sólo para llamar al rey de vuelta al hogar, de vuelta a Dios, y para hacer que el rey se reuniera con el sabio Śukadeva Gosvāmī, quien le expondría el Śrīmad-Bhāgavatam, beneficiando con ello a todas las personas de la caída era de Kali (926).

CAPÍTULO DIECINUEVE: La aparición de Śukadeva Gosvāmī

Mientras Mahārāja Parīkṣit regresaba al hogar lamentando la ofensa que le había hecho al sabio (929), recibió la noticia de la maldición de que lo había hecho objeto el niño brāhmaṇa. Tomando esto como la misericordia del Señor (porque ello sería la causa de su indiferencia hacia las cosas mundanas) (933), se sentó en la ribera del Ganges a ayunar hasta la muerte y a entregarse a los pies de loto del Señor Kṛṣṇa (935).

En esa ocasión, grandes sabios y reyes de todas partes del universo llegaron ahí a presenciar el glorioso evento (939). Después de recibirlos con respetuosas oraciones, Mahārāja Parīkṣit les pidió que le hablaran «del inmaculado deber de todos en todas las circunstancias, y específicamente de aquellos que están a punto de morir» (957).

En ese momento, el gran sabio Śukadeva Gosvāmī entra en la asamblea (958). Reconociéndolo como un gran santo, todos los sabios reunidos le ofrecen respetos. Él toma su excelso asiento (961), y Parīkṣit Mahārāja le ofrece oraciones de glorificación (964) y le dice luego: «Tú eres el maestro espiritual de grandes santos y devotos. Por lo tanto, te ruego que me enseñes cuál es el camino de la perfección para todas las personas, y especialmente para aquel que está a punto de morir (969). Por favor, hazme saber lo que un hombre debe oír, cantar, recordar y adorar, y también lo que no debe hacer. Por favor, explícame todo eso» (970). Después de que el rey lo interrogó de esa manera, la gran y poderosa personalidad, Śukadeva Gosvāmī, comenzó a responder (972).


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