GURDJIEFF PRIEURÉ, 30 DE ENERO, 1923 ENERGÍA - SUEÑO
GURDJIEFF
PRIEURÉ, 30 DE ENERO, 1923
ENERGÍA - SUEÑO
En algunas conferencias ustedes probablemente
han oído que en el transcurso de cada veinticuatro horas, nuestro organismo produce
una cantidad definida de energía para su existencia. Repito, una cantidad definida.
Sin embargo, hay mucho más de esta energía de la que debiera ser necesaria para el gasto
normal. Pero puesto que nuestra vida es tan errada, consumimos la mayor parte y algunas veces la
totalidad de esta energía, y la consumimos
improductivamente. uno de los factores principales que consumen
energía es nuestro movimiento innecesario en la vida diaria. Más tarde verán, mediante
ciertos experimentos, que la mayor parte de esta energía es gastada precisamente cuando hacemos
movimientos menos activos. Por ejemplo,¿cuánta energía empleará un hombre en un día
totalmente dedicado al trabajo físico? Mucha.
Sin embargo, gastará aún más si se sienta y
no hace nada. Nuestros músculos grandes consumen menos energía porque han llegado a
estar más adaptados al momentum del movimiento, en tanto que los músculos más
pequeños consumen más porque están menos
adaptados al momentun; sólo pueden ser
puestos en marcha por la fuerza. Por ejemplo, sentado aquí ahora, a ustedes les parece que
no me muevo. Pero esto no quiere decir que yo no gaste energía. Cada movimiento, cada
tensión, ya sea grande o pequeña, sólo es posible para mí a expensas de esta energía. Ahora mi
brazo está tenso pero no me muevo. No obstante, estoy gastando más energía que si
lo moviera así. (Lo demuestra.) Es una cosa muy interesante y ustedes deben
tratar de comprender lo que estoy diciendo
acerca del momentum. Cuando hago un
movimiento repentino, la energía fluye; pero cuando repito el movimiento, el momentum ya
no consume más energía. (Lo demuestra.) En el momento en que la energía ha dado el ímpetu
inicial, el flujo de energía se detiene y el
momentum se
hace cargo del movimiento.
La tensión requiere energía. Si no hay
tensión, se gasta menos energía. Si mi brazo está tenso, como lo está ahora, se requiere una comente
continua,, lo cual significa que está conectado con los acumuladores. Si ahora muevo mi brazo
así, mientras lo hago con pausas, gasto energía.
Si un hombre padece una tensión crónica, entonces,
aun cuando no haga nada, aun sí está acostado, consume más energía que un hombre
que pasa todo el día haciendo trabajo físico.
Pero un hombre que no tiene estas pequeñas
tensiones crónicas ciertamente no gasta energía alguna cuando no trabaja o no se mueve. Ahora debemos preguntamos: ¿hay muchos entre
nosotros que estén libres de esta terrible enfermedad? Casi todos nosotros —no estamos
hablando de la gente en general, sino de los presentes, el resto no nos importa— casi
todos tenemos este delicioso hábito.
Debemos tomar en cuenta que esta energía, de
la cual hablamos ahora tan sencilla y fácilmente y que malgastamos tan innecesaria
e involuntariamente, esta misma energía se requiere para el trabajo que tenemos la
intención de hacer y sin la cual no podemos lograr
nada. No podemos obtener más energía, la afluencia
de energía no aumentará; la máquina permanecerá tal como fue creada. Si la
máquina está hecha para producir diez amperios, continuará produciendo diez amperios. La
corriente sólo puede ser aumentada si son cambiados todos los alambres y las bobinas.
Por ejemplo, una bobina representa la nariz, otra una pierna, una tercera la tez de un hombre o
el tamaño de su estómago. De modo que la máquina no puede ser cambiada; su estructura
permanecerá tal como es. La cantidad de energía producida es constante; aun cuando se
arregla la máquina, esta cantidad aumentará muy poco.
Lo que intentamos hacer requiere una gran
cantidad de energía y mucho esfuerzo. Y el esfuerzo requiere mucha energía. Con el tipo
de esfuerzos que hacemos hoy en día, con tan pródigo gasto de energía, es imposible hacer
lo que estamos planeando ahora en nuestras mentes. Como hemos visto, por un lado necesitamos una
gran cantidad de energía, y por otro, nuestra máquina está construida de tal modo que no
puede producir más. ¿Cuál es la salida de esta situación? La única salida, y el único método
y posibilidad, es economizar la energía que tenemos. Por lo tanto, si queremos tener
mucha energía cuando la necesitamos, debemos
aprender a practicar la economía dondequiera
que podamos.
Una cosa es definitivamente conocida: uno de
los escapes principales de energía se debe a nuestra tensión involuntaria. Tenemos muchos
otros escapes, pero todos son más difíciles de
reparar que este primero. Así que empezaremos
con lo más fácil; deshacemos de este escape y aprender a ser capaces de ocupamos de los
otros. El sueño de un hombre no es nada más que la
interrupción de conexiones entre los centros. Los centros de un hombre nunca duermen. Dado
que las asociaciones son su vida, su
movimiento, éstas nunca cesan, nunca se
detienen. Una detención de las asociaciones significa la muerte. El movimiento de las
asociaciones no cesa nunca, ni siquiera por un instante, en ningún centro; ellas continúan fluyendo
aun en el más profundo de los sueños. Si un hombre en estado de vigilia ve, oye y
tiene sensación de sus pensamientos, cuando está medio dormido también ve, oye y tiene
sensación de sus pensamientos, llamando a este estado
sueño. Incluso cuando cree que ha dejado por
completo de ver y de oír, lo cual él también llama sueño, las asociaciones prosiguen.
La única diferencia está en la fuerza de las
conexiones entre un centro y otro. Memoria, atención, observación, esto no es
nada más que la observación de un centro por otro, o un centro escuchando a otro.
Consecuentemente, los centros mismos no necesitan de
tenerse y dormir. El sueño no les trae
provecho ni daño. Así que el propósito del sueño, como se le llama, no es darles descanso a los
centros. Como ya lo he dicho, el sueño profundo se produce cuando se interrumpen las conexiones
entre los centros. Y efectivamente, se considera que el sueño profundo, el descanso
completo para la máquina, es aquel sueño en el cual todos los vínculos, todas las conexiones,
cesan de funcionar. Tenemos varios centros, de
modo que tenemos el mismo número de
conexiones: cinco de ellas.
Lo que caracteriza nuestro estado despierto
es que todas estas conexiones se hallan intactas. Pero si una de ellas se rompe o cesa de
funcionar, no estamos ni dormidos ni despiertos.
Un vínculo se desconecta, y ya no estamos
despiertos, ni tampoco dormidos. Si dos se rompen, estamos aún menos despiertos; pero de
nuevo no estamos dormidos. Si uno más se desconecta, no estamos despiertos, ni tampoco
todavía debidamente dormidos, y así
sucesivamente. Por lo tanto, hay diferentes grados entre
nuestro estado de vigilia y el sueño. (Hablando de estos grados, consideramos un promedio; hay
personas que tienen dos conexiones, otras tienen siete. Hemos tomado cinco como
ejemplo, pero esto no es exacto.) En consecuencia, no tenemos dos estados, uno de sueño y otro
de vigilia, como creemos, sino varios estados.
Entre el estado más activo e intenso que
cualquiera puede tener y el más pasivo (sueño sonambulístico), hay gradaciones definidas.
Si uno de los vínculos se rompe, todavía no resulta evidente en la superficie y los demás
no lo notan. Hay personas cuya capacidad para moverse, caminar, vivir, se detiene sólo
cuando se rompen todas las conexiones, y hay otras en las cuales basta romper dos conexiones
para que caigan dormidas. Si tomamos la gama
entre el sueño y la vigilia con siete
conexiones, entonces hay personas que continúan viviendo, hablando y caminando en el tercer
grado del sueño. Los estados de sueño profundo son los mismos
para todos, pero los grados intermedios son a
menudo subjetivos. Hasta existen "prodigios" que
alcanzan su estado más activo cuando se rompen una o varias de sus conexiones. Si tal estado llega a ser
habitual en un hombre por su educación, si en este estado ha adquirido todo lo que tiene, su
actividad estará basada en éste y por lo tanto él no
podrá ser activo sino en este estado. Para ustedes personalmente, un estado activo
es relativo; en un cierto estado, pueden estar
activos. Pero hay un estado activo objetivo,
cuando todas las conexiones están intactas, y hay actividad subjetiva en un estado apropiado.
De manera que hay muchos grados de sueño y de
vigilia. Un estado activo es aquel en el cual la facultad pensante y los sentidos operan
con toda su capacidad y presión. Debemos interesarnos en ambos, tanto en el objetivo,
es decir, el estado de vigilia genuino, como en el sueño objetivo. "Objetivo"
significa activo o pasivo de hecho. (Es mejor no luchar para ser, sino para comprender.)
De todos modos, cada uno debe comprender que
la finalidad del sueño sólo se consigue cuando todas las conexiones entre los centros
quedan rotas. Sólo entonces la máquina puede
producir lo que el sueño debería producir.
Así que la palabra "sueño" debería significar un estado en el cual todos los vínculos quedan
desconectados. El sueño profundo es un estado en el cual no
soñamos ni tenemos sensaciones. Si la gente
sueña, eso quiere decir que una de sus
conexiones no está rota, puesto que memoria, observación, sensación, no es nada más que un
centro observando a otro. Por lo tanto, cuando uno ve y recuerda lo que está ocurriendo en
sí mismo, eso significa que un centro observa a otro. Y si puede observar, esto quiere decir
que hay algo a través de lo cual se puede observar. Si hay algo a través de lo cual se puede
observar, la conexión no está rota.
En consecuencia, si la máquina está en buenas
condiciones, requiere muy poco tiempo para elaborarla cantidad de materia cuya
producción es propósito del sueño; en todo caso, mucho
menos tiempo del que estamos acostumbrados a
dormir. Lo que llamamos "sueño", cuando dormimos de siete a diez horas o Dios sabe
cuántas, no es sueño. La mayor parte de este tiempo se pasa no en el sueño, sino en esos
estados transicionales, estados innecesarios de duermevela. Algunas personas requieren muchas
horas para dormirse y posteriormente muchas más para volver a despertarse. Si
pudiéramos dormirnos de golpe y, con la misma
rapidez, pasar del sueño a la vigilia,
consumiríamos en esta transición una tercera o cuarta parte del tiempo que ahora malgastamos. Pero
no sabemos cómo romper estas conexiones por
nosotros mismos; en nosotros se rompen y se
vuelven a establecer mecánicamente. Somos esclavos de este mecanismo. Cuando a
"ello" le gusta, podemos pasar a otro estado; cuando no, tenemos que permanecer acostados y
esperar hasta que "ello" nos dé permiso para descansar. Esta mecanicidad —esta esclavitud innecesaria
y dependencia indeseable— tiene varias causas. Una de éstas es el estado crónico de
tensión que mencionamos al principio y que esuna de las muchas causas del escape de
nuestra energía de reserva. Por lo tanto, se puede ver como el liberarse de esta tensión crónica
serviría para un doble fin. Primero, ahorraríamos mucha energía y segundo, podríamos prescindir
de este permanecer acostados inútilmente esperando el sueño. Ustedes ven, pues, cuan sencillo es esto,
cuan fácil de lograr y cuan necesario. Liberarse de
esta tensión es de un valor tremendo. Más adelante les daré varios ejercicios a
este propósito. Les aconsejo prestar muy seria
atención a esto y tratar tanto como puedan de
obtener lo que se espera que dé cada uno de estos ejercicios.
Es necesario aprender a toda costa a no estar
tenso cuando no se necesita tensión. Cuando ustedes están sentados sin hacer nada, dejen
que el cuerpo duerma. Cuando duermen, háganlo
de tal manera que la totalidad de ustedes
duerma.
Comentarios
Publicar un comentario