Cuando un hombre tiene su conciencia absorta en la dualidad material y piensa: «Esto es mío, y eso es de mi enemigo», lo que debe hacer es abandonar la vida familiar y retirarse al bosque para adorar al Señor Supremo.

Prahlāda Mahārāja le contestó que cuando un hombre tiene su conciencia absorta en la dualidad material y piensa: «Esto es mío, y eso es de mi enemigo», lo que debe hacer es abandonar la vida familiar y retirarse al bosque para adorar al Señor Supremo.


SB 7.5

Prahlāda Mahārāja no seguía las órdenes de sus maestros, pues estaba siempre ocupado en adorar al Señor Viṣṇu. Como se explica en este capítulo, Hiraṇyakaśipu trató de matar a Prahlāda Mahārāja, pero, aunque lo intentó con serpientes venenosas y llegó incluso a arrojarle bajo las patas de los elefantes, no lo consiguió.
El maestro espiritual de Hiraṇyakaśipu, Śukrācārya, tenía dos hijos, llamados Ṣaṇḍa y Amarka, a quienes les fue encomendada la educación de Prahlāda Mahārāja. Los dos maestros trataron de educar al niño Prahlāda en política, economía y otras actividades materiales, pero él no prestaba atención a sus enseñanzas. En cambio, continuaba siendo un devoto puro. A Prahlāda Mahārāja nunca le gustó la idea de hacer diferencias entre amigos y enemigos. Debido a sus inclinaciones espirituales, era ecuánime con todos.
Un día, Hiraṇyakaśipu preguntó a su hijo qué era lo mejor que había aprendido de sus maestros. Prahlāda Mahārāja le contestó que cuando un hombre tiene su conciencia absorta en la dualidad material y piensa: «Esto es mío, y eso es de mi enemigo», lo que debe hacer es abandonar la vida familiar y retirarse al bosque para adorar al Señor Supremo.
Al escuchar a su hijo hablar del servicio devocional, Hiraṇyakaśipu concluyó que el niño había sido corrompido por algún compañero en el colegio. Entonces aconsejó a los maestros que cuidasen bien de su pequeño para evitar que se convirtiera en un devoto consciente de Kṛṣṇa. Sin embargo, cuando los profesores preguntaron a Prahlāda Mahārāja por qué iba en contra de sus enseñanzas, Prahlāda les dijo que el sentido de propiedad es un concepto erróneo, y que, por ello, estaba tratando de ser un devoto puro del Señor Viṣṇu. Los maestros, muy enfadados con esta respuesta, le riñeron y le amenazaron con toda clase de espantosos castigos. Después de poner todo su empeño en enseñarle, le llevaron ante su padre.
Hiraṇyakaśipu, con mucho cariño, sentó al pequeño en su regazo, y entonces le preguntó qué era lo mejor que había aprendido de sus maestros. Prahlāda, como tenía por costumbre, comenzó a alabar los nueve procesos del servicio devocional, como śravaṇaṁ y kīrtanaṁ. Entonces, el rey de los demonios, Hiraṇyakaśipu, montó en cólera y riñó a los maestros, Ṣaṇḍa y Amarka, por haber dado a su hijo, Prahlāda Mahārāja, una educación equivocada. Los así llamados maestros informaron entonces al rey de que Prahlāda Mahārāja era un devoto por naturaleza, y que no escuchaba sus enseñanzas. Cuando hubieron demostrado su inocencia, Hiraṇyakaśipu preguntó a Prahlāda de dónde había aprendido el viṣṇu-bhakti. Prahlāda Mahārāja le contestó que las personas apegadas a la vida familiar nunca se vuelven conscientes de Kṛṣṇa, ni individual ni colectivamente, sino que, por el contrario, sufren en el mundo material sometidos al ciclo de nacimientos y muertes, y continúan masticando lo ya masticado. Prahlāda explicó que todo hombre tiene el deber de refugiarse en un devoto puro, para de ese modo poder entender el proceso de conciencia de Kṛṣṇa.
Lleno de rabia al oír aquella respuesta, Hiraṇyakaśipu empujó a Prahlāda Mahārāja fuera de su regazo. Aquel traidor, Prahlāda, había llegado al extremo de hacerse devoto del propio Viṣṇu, el que había matado a su tío Hiraṇyākṣa; inmediatamente, Hiraṇyakaśipu ordenó a sus asistentes que le mataran. Pero, aunque le golpearon con armas afiladas, le echaron bajo las patas de los elefantes, le sometieron a condiciones infernales, le tiraron desde el pico de una montaña y trataron de matarle de mil maneras distintas, todo fue inútil. Hiraṇyakaśipu tenía cada vez más miedo de su hijo Prahlāda Mahārāja; hizo que le detuvieran. Los hijos de Śukrācārya, el maestro espiritual de Hiraṇyakaśipu, comenzaron de nuevo a educarle a su manera, pero Prahlāda no aceptó sus instrucciones. Cuando los maestros no estaban en clase, Prahlāda Mahārāja predicaba conciencia de Kṛṣṇa en la escuela, y, con sus enseñanzas, todos sus compañeros de clase, los hijos de los demonios, se hicieron devotos como él.

SB 7.6

Este capítulo presenta las instrucciones de Prahlāda Mahārāja a sus compañeros de escuela. Dirigiéndose a sus compañeros, todos ellos hijos de demonios, Prahlāda Mahārāja subrayó que todas las entidades vivientes, y especialmente en la sociedad humana, deben interesarse por la iluminación espiritual desde el mismo principio de la vida. En la niñez, los seres humanos deben aprender que la Suprema Personalidad de Dios es la Deidad digna de la veneración de todos. No hay que poner demasiado interés en el disfrute material; mejor estar satisfechos con los beneficios materiales que se puedan obtener sin grandes dificultades; la vida es breve, y, por lo tanto, cada instante debe dedicarse al avance espiritual. Se puede caer en el error de pensar: «En los primeros años de la vida disfrutaré de las comodidades materiales; ya me volveré consciente de Kṛṣṇa en la vejez». Esos pensamientos materialistas son siempre inútiles, porque en la vejez no es posible educarse en el modo de vida espiritual. Por lo tanto, debemos ocuparnos en servicio devocional (śravaṇaṁ kīrtanaṁ viṣṇoḥ) desde el mismo comienzo de la vida. Ése es el deber de todas las entidades vivientes. La educación materialista está contaminada de las tres modalidades de la naturaleza, pero la educación espiritual, de la que está muy necesitada la sociedad humana, es trascendental. Prahlāda Mahārāja reveló el secreto de cómo recibió las enseñanzas de Nārada Muni. Si aceptamos los pies de loto de Prahlāda Mahārāja, que pertenece a la sucesión paramparā, podremos entender la modalidad espiritual de la vida. Para aceptar esta clase de actividades, no hay necesidad de grandes cualidades materiales.
Los compañeros de clase de Prahlāda Mahārāja, después de escucharle, le preguntaron cómo había llegado a ser tan erudito y tan avanzado. Con ello finaliza el capítulo.

SB 7.7

En este capítulo, Prahlāda Mahārāja, para disipar las dudas de sus compañeros de clase, los hijos de los demonios, explica que, mientras estaba en el vientre de su madre, escuchó las instrucciones de Nārada Muni acerca delbhāgavata-dharma.
Cuando Hiraṇyakaśipu abandonó su reino para ejecutar rigurosas austeridades en la montaña Mandarācala, los demonios se dispersaron. Por aquel entonces, Kayādhu, la esposa de Hiraṇyakaśipu, estaba embarazada. Los semidioses pensaron que llevaba otro demonio en su seno, y la detuvieron con intención de matar a su hijo tan pronto como naciera. Pero cuando la conducían a los planetas celestiales, se encontraron con Nārada Muni, quien les disuadió de su propósito y brindó refugio a Kayādhu en su āśrama hasta el regreso de Hiraṇyakaśipu. En elāśrama de Nārada Muni, Kayādhu oró por la protección del niño que llevaba en el vientre; Nārada Muni la tranquilizó y le dio instrucciones acerca del conocimiento trascendental. Prahlāda Mahārāja, aunque no era más que un bebé en el vientre materno, escuchó con gran atención esas instrucciones y se benefició de ellas. El alma espiritual siempre está aparte del cuerpo material. La forma espiritual de la entidad viviente no está sujeta a cambios. Toda persona que esté por encima del concepto corporal de la vida es pura y puede recibir conocimiento trascendental. Ese conocimiento trascendental es el servicio devocional, y Prahlāda Mahārāja, mientras vivía en el vientre de su madre, recibió las instrucciones de Nārada Muni acerca del servicio devocional. Toda persona que se ocupe en el servicio del Señor siguiendo las instrucciones de un maestro espiritual genuino, se libera de inmediato; una vez fuera de las garras de māyā, queda libre de la ignorancia y de los deseos materiales. Todo el mundo tenemos el deber de refugiarnos en el Señor Supremo, para así liberarnos de todos los deseos materiales. Sea cual sea la condición material en que nos encontremos, podemos alcanzar esa perfección. El servicio devocional no depende de las actividades materiales de austeridad, penitencia, yoga místico o actos piadosos. Incluso si carecemos de esas cualificaciones, podemos alcanzar el servicio devocional por la misericordia de un devoto puro.

SB 7.8

Como se explica en este capítulo, Hiraṇyakaśipu se disponía a matar a su propio hijo, Prahlāda Mahārāja, pero la Suprema Personalidad de Dios apareció ante el demonio en la forma mitad león y mitad hombre, Śrī Nṛkeśarī, y le mató.








Siguiendo las instrucciones de Prahlāda Mahārāja, todos los hijos de los demonios se apegaron al Señor Viṣṇu, la Suprema Personalidad de Dios. Cuando ese apego comenzó a resultar evidente, sus maestros, Ṣaṇḍa y Amarka, sintieron mucho miedo de que la devoción de los niños por el Señor fuese cada vez mayor. Llenos de desesperación, revelaron a Hiraṇyakaśipu con todo detalle los efectos de la prédica de Prahlāda. Tras escuchar aquello, Hiraṇyakaśipu decidió matar a su hijo Prahlāda. Hiraṇyakaśipu estaba tan iracundo que Prahlāda Mahārāja no logró calmar a su demoníaco padre, ni con palabras ni postrándose a sus pies. Hiraṇyakaśipu, con la conducta característica de los demonios, proclamó su propia grandeza, diciendo que estaba por encima de la Suprema Personalidad de Dios, pero Prahlāda Mahārāja le desafió, diciéndole que no era Dios, y comenzó a glorificar a la Suprema Personalidad de Dios. Prahlāda declaró que el Señor es omnipresente, que todo está subordinado a Él, y que nadie es igual ni más grande que Él. De ese modo, pidió a su padre que se mostrase sumiso ante el todopoderoso Señor Supremo.
Cuanto más glorificaba Prahlāda Mahārāja a la Suprema Personalidad de Dios, más iracundo y agitado estaba el demonio. Hiraṇyakaśipu preguntó a su hijo vaiṣṇava si Dios estaba dentro de las columnas del palacio, y Prahlāda Mahārāja inmediatamente contestó que el Señor está en todas partes, y que, por lo tanto, también estaba dentro de las columnas. Hiraṇyakaśipu, al escuchar la filosofía de su joven hijo, se burló de la afirmación del niño, considerándola infantil, y dio un violento puñetazo a la columna.
En cuanto Hiraṇyakaśipu golpeó la columna, de su interior salió un estruendoso sonido. Al principio, Hiraṇyakaśipu, el rey de los demonios, sólo veía el pilar, pero el Señor, para dar validez a las declaraciones de Prahlāda, salió de él en Su maravillosa forma de Narasiṁha, mitad león y mitad hombre. Hiraṇyakaśipu inmediatamente tuvo la certeza de que aquella forma extraordinaria y maravillosa del Señor tenía la intención de matarle, de modo que se dispuso a luchar con aquella forma mitad hombre, mitad león. El Señor llevó a cabo Sus pasatiempos luchando con el demonio durante un cierto tiempo, y al anochecer, en el momento que separa el día y la noche, atrapó al demonio, lo puso con violencia sobre Su regazo, y lo mató, clavándole las uñas en el vientre. El Señor mató, no solamente a Hiraṇyakaśipu, el rey de los demonios, sino también a muchos de sus seguidores. Cuando ya no quedaba nadie con quien luchar, el Señor, rugiendo de ira, se sentó en el trono de Hiraṇyakaśipu.
Así se vio libre del gobierno de Hiraṇyakaśipu el universo entero; todo el mundo estaba lleno de júbilo y bienaventuranza trascendental. A continuación, todos los semidioses, encabezados por el Señor Brahmā, se presentaron ante el Señor. Allí estaban las grandes personas santas, los pitās, los siddhas, los vidyādharas, losnāgas, los manus, los vaitālikas, los kinnaras, y muchas otras clases de seres de forma humana. Todos ellos estaban de pie, no muy lejos de la Suprema Personalidad de Dios, y comenzaron a ofrecer oraciones al Señor, que, sentado en el trono, brillaba con Su refulgencia espiritual.

SB 7.9

Este capítulo nos explíca que Prahlāda Mahārāja, siguiendo la orden del Señor Brahmā, apaciguó al Señor, que estaba tremendamente furioso después de haber matado a Hiraṇyakaśipu.
Tras la muerte de Hiraṇyakaśipu, el Señor continuaba muy furioso, y los semidioses, encabezados por el Señor Brahmā, no conseguían apaciguarle. Ni siquiera madre Lakṣmī, la diosa de la fortuna, la compañera constante de Nārāyaṇa, se atrevía a acercarse al Señor Nṛsiṁhadeva. Entonces, el Señor Brahmā pidió a Prahlāda que se adelantase y calmase la ira del Señor. Con plena confianza en el afecto de su amo, el Señor Nṛsiṁhadeva, Prahlāda Mahārāja no sentía el menor temor. Con gran seriedad, se presentó ante el Señor Nṛsiṁhadeva y ofreció reverencias respetuosas a los pies de loto del Señor. El Señor Nṛsiṁhadeva, que sentía un gran cariño por Prahlāda Mahārāja, puso Su mano sobre la cabeza de Prahlāda, el cual, debido al contacto personal con el Señor, adquirió de inmediato brahma-jñāna, conocimiento espiritual. Entonces, lleno de conocimiento espiritual y éxtasis devocional, ofreció oraciones al Señor. A continuación recogemos las enseñanzas que Prahlāda Mahārāja expuso en forma de oraciones.
Prahlāda dijo: «No estoy orgulloso de poder ofrecer oraciones a la Suprema Personalidad de Dios. Simplemente me refugio en la misericordia del Señor, pues, sin devoción, no es posible apaciguar Su ira. A la Suprema Personalidad de Dios no se Le puede complacer por el simple hecho de pertenecer a una familia noble o poseer una gran opulencia, ni tampoco con sabiduría, austeridad, penitencia o poder místico. En verdad, esas cosas no complacen al Señor Supremo; sólo el servicio devocional puro puede complacerle. El Señor no siente un afecto especial por el no devoto, aunque se trate de un brāhmaṇa dotado de las doce cualidades brahmínicas; sin embargo, puede aceptar las oraciones de una persona nacida en una familia de comedores de perros, si esa persona es devota. El Señor no necesita las oraciones de nadie, pero el devoto que ofrece oraciones al Señor recibe un gran beneficio. Por lo tanto, las personas ignorantes nacidas en familias de clase baja pueden ofrecer oraciones sinceras al Señor con todo su corazón, y el Señor las escuchará. Tan pronto como ofrecemos oraciones al Señor, quedamos situados en el nivel de Brahman.»
El Señor Nṛsiṁhadeva advino para beneficio de toda la sociedad humana, y no para beneficio exclusivo de Prahlāda. Al no devoto, la feroz forma del Señor Nṛsiṁhadeva le puede parecer espantosa; para el devoto, sin embargo, esa forma del Señor es tan afectuosa como todas las demás. En realidad, lo verdaderamente aterrador es la vida condicionada en el mundo material; eso es, de hecho, lo único que puede inquietar al devoto. El temor a la existencia material se debe al ego falso. Por ello, el objetivo supremo de toda entidad viviente debe ser elevarse a la posición de sirviente del sirviente del Señor. La misericordia del Señor es el único remedio para la miserable situación en que se encuentran las entidades vivientes en el mundo material. Si la Suprema Personalidad de Dios nos deja de lado, ninguno de los supuestos protectores materiales, desde el Señor Brahmā y los semidioses hasta nuestro propio padre, pueden hacer nada por nosotros. Sin embargo, la persona que se ha refugiado por completo en los pies de loto del Señor puede salvarse del acoso de la naturaleza material. Por lo tanto, todas las entidades vivientes deben poner todos los medios a su alcance para refugiarse en el Señor, evitando la atracción por la supuesta felicidad material. Ésa es la misión de la vida humana. Sentir atracción por la complacencia de los sentidos es, simplemente, una necedad. Ser un devoto del Señor o no serlo es algo que no depende de haber nacido en una familia más o menos elevada. Ni siquiera el Señor Brahmā y la diosa de la fortuna pueden obtener por completo el favor del Señor; el devoto, sin embargo, puede alcanzar fácilmente el servicio devocional. El Señor concede Su misericordia a todos por igual, sin considerar la posición más o menos elevada de la persona. Prahlāda Mahārāja, gracias a la bendición de Nārada Muni, se volvió un gran devoto. El Señor siempre salva al devoto de los impersonalistas y nihilistas. El Señor Se encuentra en el corazón de todos en forma de Superalma, para proteger al ser vivo y ofrecerle todo tipo de beneficios. De ese modo, el Señor a veces mata y a veces protege. Nunca debemos acusar al Señor diciendo que con unas personas actúa de un modo y con otras de otro. Las diversidades que nos muestra la vida en el mundo material forman parte de Su plan. En última instancia, todo ello es muestra de Su misericordia.
Aunque la manifestación cósmica no es diferente del Señor, el mundo material es diferente del mundo espiritual. Sólo por la misericordia del Señor Supremo podemos comprender el modo en que actúa la maravillosa naturaleza material. El Señor Brahmā, por ejemplo, nació del cáliz del loto que brota en el abdomen de Garbhodakaśāyī Viṣṇu, pero, tras su aparición, no sabía qué era lo que tenía que hacer. Fue atacado por dos demonios, Madhu y Kaiṭabha, que robaron el conocimiento védico, pero el Señor les mató y confió el conocimiento védico al Señor Brahmā. Vemos entonces que el Señor adviene en cada milenio en las respectivas sociedades de los semidioses, los seres humanos, los animales, los santos y los seres acuáticos. Todas esas encarnaciones tienen la misión de proteger a los devotos y matar a los demonios; pero esas actividades de matar y proteger no son reflejo de actitudes partidistas por parte del Señor Supremo. El alma condicionada siempre se siente atraída por la energía externa; por esa razón, queda sujeta a la lujuria y la codicia, y tiene que sufrir bajo los condiciones impuestas por la naturaleza material. El único medio para liberarse de la existencia material es la misericordia sin causa del Señor hacia Su devoto. Todo el que se ocupe en glorificar las actividades del Señor permanecerá siempre libre del temor al mundo material; sin embargo, quien no pueda glorificar al Señor de ese modo estará sujeto a todo tipo de lamentaciones.
Aquellos que se interesan en la adoración silenciosa del Señor en lugares solitarios pueden capacitarse para su propia liberación, pero al devoto puro le aflige ver el sufrimiento de los demás. Por eso, sin preocuparse de su propia liberación, siempre está absorto en predicar las glorias del Señor. Ésa es la razón de que Prahlāda Mahārāja, en lugar de guardar silencio, tratase de liberar a sus compañeros de clase predicándoles. Guardar voto de silencio, realizar penitencias y austeridades, estudiar las Escrituras védicas, celebrar ceremonias rituales, vivir en un lugar solitario, y practicar japa y meditación trascendental son medios autorizados para alcanzar la liberación, pero van dirigidos a los no devotos y a los engañadores que quieren vivir a expensas de los demás. Sin embargo, el devoto puro, libre de todas esas actividades de engaño, puede ver al Señor cara a cara.
La teoría atómica de la composición de la manifestación cósmica no es correcta. El Señor es la causa de todo, y, por lo tanto, también es la causa de la creación. Así pues, siempre hay que ocuparse en servicio devocional, ofreciendo al Señor oraciones y reverencias respetuosas, trabajando para Él, adorándole en el templo, recordándole siempre y escuchando constantemente acerca de Sus actividades trascendentales. Sin esas seis clases de actividades, no se puede alcanzar el servicio devocional.
Prahlāda Mahārāja ofreció así sus oraciones al Señor Supremo, pidiendo que le diera Su misericordia a cada paso. Apaciguado por estas oraciones de Prahlāda Mahārāja, el Señor Nṛsiṁhadeva quiso bendecirle para que obtuviese todo tipo de beneficios materiales. Pero Prahlāda Mahārāja no quería que los bienes materiales le distrajesen. Por el contrario, deseaba permanecer siempre en la posición de sirviente del sirviente del Señor.


SB 7.10
Este capítulo narra la desaparición de la Suprema Personalidad de Dios, Nṛsiṁhadeva, después de haber complacido a Prahlāda Mahārāja. También habla de una bendición que otorgó el Señor Śiva.
El Señor Nṛsiṁhadeva quería colmar de bendiciones a Prahlāda Mahārāja, pero éste, considerándolas obstáculos en la senda del progreso espiritual, no las aceptó, sino que se entregó por completo a los pies de loto del Señor. Prahlāda dijo: «Aquel que se ocupa en el servicio devocional del Señor, pero ora por la complacencia de sus propios sentidos, no puede ser considerado devoto puro, y ni siquiera devoto. Debe considerársele un simple comerciante dedicado a asuntos de toma y daca. Del mismo modo, un amo que desee complacer a su sirviente después de recibir su servicio no es un verdadero amo». Prahlāda Mahārāja, por lo tanto, no pidió nada a la Suprema Personalidad de Dios; al contrario, dijo que la bendición que deseaba, si el Señor quería bendecirle, era que le garantizase que nunca sería inducido a aceptar bendiciones para complacer deseos materiales. Es muy frecuente ver prácticas de servicio devocional realizadas para satisfacer deseos de disfrute. Tan pronto como esos deseos se despiertan, los sentidos, la mente, la vida, el alma, los principios religiosos, la paciencia, la inteligencia, el pudor, la belleza, la fuerza, la memoria y la veracidad, se arruinan. Sólo se puede ofrecer servicio devocional puro cuando la mente está libre de deseos materiales.
La Suprema Personalidad de Dios estaba muy complacido con la devoción pura de Prahlāda Mahārāja y, a pesar de todo, le otorgó una bendición material: sería completamente feliz en este mundo, y viviría su siguiente vida en Vaikuṇṭha. El Señor le dio la bendición de que sería rey del mundo material hasta el final del milenio manvantara, y que, a pesar de vivir en el mundo material, tendría oportunidad de escuchar las glorias del Señor y de depender de Él por completo, ofreciéndole servicio mediante bhakti-yoga libre de contaminación. El Señor aconsejó a Prahlāda que celebrase sacrificios por medio del bhakti-yoga, ya que ése es el deber del rey.
Prahlāda Mahārāja aceptó todo lo que el Señor le había ofrecido, y Le rogó que liberase a su padre. El Señor le respondió asegurándole que en la familia de un devoto puro como él se liberaban, no sólo el padre del devoto, sino todos sus antepasados de las veintiuna generaciones anteriores. El Señor también pidió a Prahlāda que celebrase las ceremonias rituales apropiadas para la muerte de su padre.
A continuación, el Señor Brahmā, que también se encontraba presente, ofreció muchas oraciones al Señor, expresándole su gratitud por las bendiciones que había ofrecido a Prahlāda Mahārāja. El Señor aconsejó al Señor Brahmā que no otorgara más bendiciones a los asuras, como había hecho con Hiraṇyakaśipu, pues esas bendiciones son contraproducentes. Después, el Señor Nṛsiṁhadeva desapareció. Ese mismo día, el Señor Brahmā y Śukrācārya coronaron a Prahlāda Mahārāja como rey del mundo.
De este modo, Nārada Muni describió a Mahārāja Yudhiṣṭhira la personalidad de Prahlāda Mahārāja; seguidamente, narró la muerte de Rāvaṇa en manos del Señor Rāmacandra, y la muerte de Śiśupāla y Dantavakra en Dvāpara-yuga. Śiśupāla, por supuesto, se fundió en la existencia del Señor y alcanzó sāyujya- mukti. Nārada Muni alabó a Yudhiṣṭhira Mahārāja señalando que el Señor Supremo, Kṛṣṇa, era el mejor amigo y bienqueriente de los Paṇḍavas, en cuya casa pasaba la mayor parte del tiempo. Por lo tanto, los Paṇḍavas eran más afortunados que Prahlāda Mahārāja.
Después, Nārada Muni explicó que el demonio Maya Dānava había construido Tripura para los demonios, los cuales se volvieron muy poderosos y derrotaron a los semidioses. Ante esa derrota, el Señor Rudra, Śiva, demolió todo Tripura; desde entonces es famoso con el nombre de Tripurāri. Rudra, por esta razón, es muy apreciado y adorado entre los semidioses. Con esa narración finaliza el capítulo.

SB 7.11

Este capítulo trata de los principios generales que pueden llevar a la perfección al ser humano, y específicamente al que aspira a progresar en la vida espiritual.
Tras escuchar la exposición de las cualidades de Prahlāda Mahārāja, Mahārāja Yudhiṣṭhira estaba sumamente complacido. Entonces preguntó a Nārada Muni acerca de la verdadera religión del ser humano y acerca de las características especiales del varṇāśrama-dharma, que marca el nivel más elevado de la civilización humana. Ante la pregunta de Mahārāja Yudhiṣṭhira, Nārada Muni dejó de dar sus propias explicaciones y pasó a citar declaraciones del Señor Nārāyaṇa, que es la autoridad suprema en cuestión de establecer códigos religiosos (dharmaṁ tu sākṣād bhagavat-praṇītam). Hay treinta cualidades que todo ser humano tiene el deber de adquirir, como la veracidad, la misericordia y la austeridad. El proceso que consiste en seguir los principios de la religión se denomina sanātana-dharma, el sistema religioso eterno.
El sistema de varṇāśrama traza las divisiones de brāhmaṇakṣatriyavaiśya, y śūdra. También establece el sistema de saṁskāras. Los dvijas, el sector más elevado de la población, tienen el deber de observar la ceremonia de garbhādhāna saṁskāra antes de engendrar un hijo. El verdadero nacido por segunda vez es aquel que sigue el sistema de garbhādhāna saṁskāra; los que no lo siguen y se desvían de los principios del varṇāśrama-dharmareciben el nombre de dvija- bandhus. Las principales ocupaciones del brāhmaṇa son adorar a la Deidad, enseñar a los demás el proceso de adoración de la Deidad, estudiar las Escrituras védicas, dedicarse a la enseñanza de las Escrituras védicas, recibir caridad de los demás, y, a su vez, dar caridad a otros. El brāhmaṇa debe ganarse el sustento con estos seis deberes prescritos. El kṣatriya tiene el deber de proteger a los ciudadanos y recaudar impuestos; sin embargo, tiene prohibido cobrar impuestos a los brāhmaṇas. Por lo tanto, los miembros del movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa deben estar exentos de impuestos gubernativos. Los kṣatriyas pueden cobrar impuestos a todos los ciudadanos, excepto a los brāhmaṇas. Los vaiśyas deben cultivar la tierra, producir cereales y proteger a las vacas, mientras que los śūdras, que no poseen las cualidades de los brāhmaṇaskṣatriyas ovaiśyas, deben estar satisfechos sirviendo a las tres clases superiores. Para los brāhmaṇas se establecen también otros cuatro medios de subsistencia: śālīnayāyāvaraśila y uñchana. Cada uno de esos deberes prescritos es mejor que el anterior.
Los miembros de los niveles inferiores de la escala social no pueden desempeñar las ocupaciones de las clases superiores a no ser en caso de necesidad. En situaciones de emergencia, todas las clases sociales, con excepción de los kṣatriyas, pueden desempeñar los respectivos deberes profesionales de las demás clases. Los kṣatriyas tampoco pueden ganarse el sustento con los medios denominados ṛta (śiloñchana), amṛta (ayācita), mṛta (yācñā), pramṛta(karṣaṇa) y satyānṛta (vāṇijya), permitidos a todas las demás clases. Para brāhmaṇas y kṣatriyas, ocuparse en el servicio de vaiśyas y śūdras se considera profesión de perros.
Nārada Muni explicó también que el brāhmaṇa se caracteriza por el control de los sentidos, el kṣatriya por el poder y la fama, el vaiśya por el servicio a los brāhmaṇas y kṣatriyas, y el śūdra por su servicio a las tres clases superiores. La principal cualidad de la mujer es ser una esposa muy casta y fiel. De este modo, Nārada Muni explicó las características de los distintos niveles sociales, más o menos elevados, y recomendó seguir los principios de la propia casta o de la profesión heredada. Quien está habituado a una profesión, no puede abandonarla repentinamente; por eso se recomienda un despertar gradual. Las características de los brāhmaṇas,kṣatriyasvaiśyas y śūdras son muy importantes; por lo tanto, son esas características, y no el nacimiento, el criterio para clasificar a las personas. Nārada Muni y todas las grandes personalidades prohiben estrictamente que se identifique a las personas por la familia en que han nacido.

SB 7.12

Este capítulo se centra en la descripción del brahmacārī y de la persona que se encuentra en la etapa devānaprastha; presenta, además, una descripción general de los cuatro āśramasbrahmacaryagṛhastha,vānaprastha y sannyāsa. En el capítulo anterior, el gran santo Nārada Muni ha explicado la institución social denominada varṇa, y ahora, en este capítulo, va a describir las etapas del avance espiritual a través de los cuatroāśramas, denominados brahmacaryagṛhasthavānaprastha y sannyāsa.
El brahmacārī debe vivir bajo la tutela de un verdadero maestro espiritual, ofreciéndole con sinceridad respeto y reverencias, comportándose como un humilde sirviente y cumpliendo siempre su orden. El brahmacārī debe ocuparse en actividades espirituales y estudiar las Escrituras védicas bajo la dirección del maestro espiritual. Según el sistema de brahmacarya, debe vestirse con un cinturón y una piel de ciervo, no debe peinarse, y debe llevar una daṇḍa, un cántaro de agua y un cordón sagrado. Todos los días por la mañana debe recoger limosnas, y por la tarde debe ofrecer al maestro espiritual todo lo que haya reunido. El brahmacārī debe tomar prasāda cuando el maestro espiritual se lo ordene, y si el maestro espiritual alguna vez se olvida de indicarle que coma, el discípulo no debe tomar prasāda por propia iniciativa, sino que debe ayunar. En su educación, el brahmacārī debe aprender a satisfacerse comiendo sólo lo absolutamente necesario; debe ser muy experto en cumplir con sus responsabilidades; debe ser fiel; debe controlar los sentidos y tratar de evitar lo más posible la relación con mujeres. El brahmacārī debe abstenerse estrictamente de vivir con mujeres, y no debe frecuentar a los gṛhasthas y a las personas demasiado adictas a las mujeres. El brahmacārī tampoco debe hablar a solas con una mujer.
Una vez completada de este modo su educación como brahmacārī, debe dar un dakṣiṇā, una ofrenda de gratitud, a su guru; entonces puede volver a casa para entrar en el siguiente āśrama, el āśrama de gṛhastha, o bien, continuar en el brahmacarya-āśrama sin desviarse. Los deberes de los āśramas de gṛhastha y brahmacarya, así como los deberes de los sannyāsīs, vienen prescritos en los śāstras. El gṛhastha no debe disfrutar sin restricción de la vida sexual. De hecho, el modo de vida védico no tiene otra finalidad que liberarnos del apego a la vida sexual. Todos los āśramas se han establecido para el progreso espiritual; por lo tanto, a pesar de que el gṛhastha-āśrama ofrece una especie de licencia para la vida sexual durante un cierto tiempo, no autoriza una vida sexual irrestricta. Por lo tanto, en la vida de gṛhastha tampoco hay vida sexual ilícita. El gṛhastha no debe considerar a la mujer un objeto para el disfrute sexual. Desperdiciar semen también es vida sexual ilícita.
El siguiente āśrama, después del gṛhastha-āśrama, recibe el nombre de vānaprastha, y está a medio camino entregṛhastha y sannyāsa. En la orden de vānaprastha, la persona sigue restricciones en el consumo de cereales, y se le prohibe comer frutas que no hayan madurado en el árbol. Tampoco debe cocinar sus alimentos con fuego, aunque se le permite comer caru, los cereales ofrecidos en un fuego de sacrificio. También puede comer frutas y cereales silvestres. El vānaprastha debe vivir en una choza de paja, y tolerar el calor y el frío. No debe cortarse las uñas ni el cabello, y debe dejar de asearse el cuerpo y limpiarse los dientes. Se debe vestir con cortezas de árbol, llevar unadaṇḍa y acostumbrarse a la vida en el bosque, haciendo voto de vivir allí durante un período de doce, ocho, cuatro, dos, o, como mínimo, un año. Por último, cuando la vejez le impida llevar a cabo las actividades propias delvānaprastha, poco a poco debe detener toda forma de actividad, y, de ese modo, abandonar el cuerpo.

SB 7.13

Este Capítulo Trece explica los principios regulativos que siguen los sannyāsīs, y explica también la historia de un avadhūta, para concluir con una descripción del estado de perfección a que debe llegar el estudiante que sigue la senda del progreso espiritual.
Śrī Nārada Muni ha explicado ya las características de distintos āśramas y varṇas. Ahora, en este capítulo, hablará en particular de los principios regulativos que deben seguir los sannyāsīs. Tras retirarse de la vida familiar, se debe entrar en la orden de vānaprastha, en la cual, aunque formalmente se acepta el cuerpo como un vehículo para sostener la existencia, poco a poco se van olvidando las necesidades físicas de la vida. Después de la vida de vānaprastha, tras haber abandonado ya el hogar, la persona debe viajar de un lugar a otro como sannyāsī. Sin comodidades corporales, y sin depender de nadie en lo que a necesidades físicas se refiere, debe viajar por todas partes, vestido con muy poca ropa; también puede caminar completamente desnudo. Sin relacionarse con la sociedad humana corriente, debe pedir limosna y estar siempre satisfecho en su propio ser. Debe ser amigo de todas las entidades vivientes, y permanecer muy pacífico en el estado de conciencia de Kṛṣṇa. De ese modo, elsannyāsī debe viajar solo, sin preocuparse de la vida ni de la muerte, en espera del momento en que tenga que abandonar el cuerpo material. No debe leer libros que no sean necesarios, ni ocuparse en profesiones como la astrología; tampoco debe tratar de ser un gran orador. Debe abandonar la senda de las discusiones innecesarias, y no debe depender de nadie en ninguna circunstancia. No debe tratar de atraer a la gente para que se hagan discípulos suyos, con el fin de tener mayor número de seguidores. Debe abandonar el hábito de leer muchos libros a fin de ganarse el sustento de ese modo, y no debe tratar de aumentar el número de templos y maṭhas (monasterios). El sannyāsī que, de ese modo, se ha vuelto plenamente independiente, pacífico y equilibrado, puede escoger el destino que desea para después de la muerte, y seguir los principios que permiten alcanzar ese destino. A pesar de su gran erudición, siempre debe permanecer silencioso, como un mudo, y debe viajar como un niño impaciente.
En relación con esto, Nārada Muni relató el encuentro entre Prahlāda Mahārāja y una persona santa que había adoptado el modo de vida de la serpiente pitón. De ese modo, describió las características delparamahaṁsa. La persona que ha alcanzado la etapa de paramahaṁsa conoce perfectamente la diferencia entre materia y espíritu. No tiene el menor interés en la complacencia de los sentidos materiales, ya que siempre obtiene placer del servicio devocional que ofrece al Señor. No se preocupa demasiado por el sustento del cuerpo material. Como se siente satisfecho con lo que puede obtener por la gracia del Señor, es completamente independiente de la felicidad y la aflicción materiales, de manera que es trascendental a todos los principios regulativos. A veces se somete a rigurosas austeridades, y a veces disfruta de la opulencia material. Su única preocupación es satisfacer a Kṛṣṇa, y, con ese fin, puede hacer cualquier tipo de actividad, pues está por encima de todos los principios regulativos. Nunca debe equiparársele a los materialistas, ni está supeditado a los juicios de esa clase de hombres.

SB 7.14

Este capítulo explica los deberes prescritos del jefe de familia en función del momento, el país y la persona. Yudhiṣṭhira Mahārāja se mostró muy interesado por conocer los deberes prescritos del jefe de familia; entonces Nārada Muni le indicó que el primer deber del gṛhastha es depender por completo de Vāsudeva, Kṛṣṇa, y tratar de satisfacerle en todo aspecto con el desempeño del servicio devocional prescrito. Ese servicio devocional dependerá de las instrucciones de las autoridades y de la relación con devotos que estén de hecho ocupados en servicio devocional. El servicio devocional comienza con śravaṇam, escuchar. Es necesario escuchar de labios de almas iluminadas. De ese modo, el gṛhastha verá reducirse poco a poco su atracción por la esposa y los hijos.
En lo que se refiere al sustento de su familia, el gṛhastha debe ganar lo necesario para vivir, pero al mismo tiempo tiene que permanecer muy consciente; no debe someterse a esfuerzos extraordinarios con el único objeto de atesorar dinero y comodidades materiales superfluas. Externamente, el gṛhastha debe ser muy activo en sus esfuerzos por ganarse el sustento, pero interiormente debe ser una persona perfectamente autorrealizada, sin apego por las ganancias materiales. En sus relaciones con su familia y amistades, simplemente debe tratar de cumplir con su cometido, sin excederse en el empeño. A nivel superficial, debe aceptar las instrucciones de la familia y de la sociedad, pero, en lo esencial, el gṛhastha debe estar ocupado en los deberes prescritos recomendados por el maestro espiritual y los śāstras. El gṛhastha, para ganar dinero, debe ocuparse especialmente en labores agrícolas. Como se afirma en la Bhagavad-gītā (18.44): kṛṣi-go-rakṣya- vāṇijyam: Los deberes específicos de los gṛhasthasson la agricultura, la protección de la vaca y el comercio. Si por casualidad, o por la gracia del Señor, obtiene más dinero del que pueda necesitar, debe emplearlo debidamente en el movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa. No hay que estar ansioso de ganar dinero para poder complacer los sentidos. El gṛhastha siempre debe recordar que quien se esfuerza por atesorar más dinero del que necesita debe ser considerado un ladrón, y está sujeto al castigo de las leyes de la naturaleza.
El gṛhastha debe mostrarse muy afectuoso con los animales inferiores, las aves y las abejas, tratándoles como si fuesen sus propios hijos. El gṛhastha no debe matar animales o aves por complacer los sentidos. Debe facilitar lo necesario para la vida incluso a los perros y criaturas inferiores, y no debe explotar a los demás por complacer los sentidos. En realidad, según las instrucciones del Śrīmad- Bhāgavatam, el gṛhastha es un gran comunista que provee a todos de medios de subsistencia. El gṛhastha debe repartir equitativamente todo lo que posee entre todas las entidades vivientes, sin hacer diferencias. Para ello, lo mejor es repartir prasāda.
El gṛhastha no debe estar muy apegado a su esposa; es más, debe ocuparla en recibir invitados y servirles con gran solicitud. El dinero que, por la gracia de Dios, pueda reunir, el gṛhastha debe gastarlo en cinco actividades, a saber: adorar a la Suprema Personalidad de Dios, recibir a los vaiṣṇavas y personas santas, repartir prasāda entre la gente y entre todas las entidades vivientes, ofrecer prasāda a sus antepasados, y ofrecerse prasāda a sí mismo. Losgṛhasthas siempre deben estar dispuestos a adorar a todo el mundo conforme a esos principios. El gṛhastha no debe comer nada que no haya sido ofrecido a la Suprema Personalidad de Dios. Como se dice en la Bhagavad-gītā(3.13): yajña-śiṣṭāśinaḥ santo mucyante sarva-kilbiṣaiḥ: «Los devotos del Señor se liberan de toda clase de pecados porque toman alimentos que se han ofrecido de antemano como sacrificio». El gṛhastha también debe visitar los lugares sagrados de peregrinaje que se mencionan en los Purāṇas. De ese modo, debe ocuparse plenamente en adorar a la Suprema Personalidad de Dios para beneficio de su familia, de su sociedad, de su país y de la humanidad en general.

SB 7.15

A continuación, resumimos el Captulo Quince. En el capítulo anterior, Śrī Nārada Muni demostró la importancia del brāhmaṇa en la sociedad. Ahora, en este capítulo, mostrará las diferencias entre los distintos niveles debrāhmaṇas. Entre ellos están los casados, que, principalmente, están apegados a las actividades fruitivas y a la mejora de las condiciones sociales. Por encima de ellos, sin embargo, hay brāhmaṇas que se sienten muy atraídos por las austeridades y penitencias y que se retiran de la vida familiar. Se les conoce como vānaprasthas. Otrosbrāhmaṇas muestran un profundo interés por estudiar los Vedas y explicar a otros su significado. Esos brāhmaṇasse denominan brahmacārīs. Hay, además, otros brāhmaṇas, cuyo interés está en los distintos tipos de yoga, y en especial, en el bhakti-yoga y el jñāna-yoga. Esos brāhmaṇas, en su mayoría, son sannyāsīs, miembros de la orden de vida de renuncia.
Los casados, en particular, se ocupan en distintos tipos de actividades reguladas por las Escrituras, y especialmente en ofrecer oblaciones a los antepasados y en dar como caridad a otros brāhmaṇas lo ofrecido en esos sacrificios. Generalmente, la caridad se da a los sannyāsīs, que son brāhmaṇas pertenecientes a la orden de vida de renuncia. Si no hay sannyāsīs, la caridad se da a los brāhmaṇas casados ocupados en actividades fruitivas.
Para realizar la ceremonia śrāddha, la ofrenda de oblaciones a los antepasados, no hay que hacer preparativos demasiado complicados. La mejor manera de llevar a cabo esta ceremonia es obsequiar con bhāgavata-prasāda(remanentes de alimentos ofrecidos a Kṛṣṇa) a todos los antepasados y familiares. Esa forma de celebrar la ceremonia śrāddha es excelente. En la ceremonia śrāddha no hay necesidad de ofrecer ni de comer carne. Se debe evitar la innecesaria matanza de animales. Los miembros de las capas sociales más bajas prefieren realizar sacrificios matando animales, pero la persona avanzada en conocimiento debe evitar esa violencia innecesaria.
Los brāhmaṇas deben cumplir con sus deberes regulativos en la adoración del Señor Viṣṇu. Los que son avanzados en el conocimiento de los principios religiosos deben evitar los cinco tipos de irreligión: vidharmapara-dharma,dharmābhāsaupadharma y chala-dharma. Se debe actuar conforme a los principios religiosos correspondientes a la propia posición constitucional; no todo el mundo tiene que seguir el mismo tipo de religión. Un principio general es que el hombre pobre no debe esforzarse inútilmente por el crecimiento económico. Aquel que se abstiene de ese tipo de esfuerzos y se ocupa en servicio devocional es muy afortunado.
Quien no tenga la mente satisfecha, acabará degradándose. Es necesario dominar los deseos de disfrute, la ira, la codicia, el miedo, la lamentación, la ilusión, el terror, las inútiles conversaciones sobre temas materiales, la violencia, las cuatro miserias de la existencia material, y las tres cualidades materiales. Ése es el objetivo de la vida humana. La persona que no tiene fe en el maestro espiritual, que es idéntico a Śrī Kṛṣṇa, no puede obtener beneficio alguno de la lectura de los śāstras. Nunca se debe considerar al maestro espiritual un ser humano corriente, aunque sus familiares le vean de esa forma. La meditación y otros procesos de austeridad sólo son útiles si ayudan a avanzar hacia el estado de conciencia de Kṛṣṇa; de lo contrario, son una simple pérdida de tiempo y energía. Para quienes no son devotos, esa meditación y esas austeridades no son más que una causa de caída.
El cabeza de familia debe ser muy cauteloso, pues, aunque trate de dominar sus sentidos, debido a la relación con sus familiares, acaba cayendo. Por lo tanto, el gṛhastha debe volverse vānaprastha o sannyāsī, debe vivir en un lugar apartado y satisfacerse con el alimento que pueda obtener mendigando de puerta en puerta. Debe cantar losmantras oṁkāra o Hare Kṛṣṇa; de ese modo percibirá la felicidad trascendental dentro de sí mismo. Sin embargo, aquel que, después de haber entrado en la orden de sannyāsa, vuelve a la vida de gṛhastha, recibe el nombre devāntāśī, que significa «el que come su propio vómito». Esa persona no tiene vergüenza. El casado no debe abandonar las actividades rituales, y el sannyāsī no debe vivir en la sociedad. Un sannyāsī agitado por los sentidos es un engañador bajo la influencia de las modalidades de la pasión y la ignorancia. Cuando alguien acepta el papel de filántropo altruista bajo la influencia de la bondad, sus actividades en ese campo se convierten en obstáculos en la senda del servicio devocional.
El mejor proceso para avanzar en el servicio devocional es seguir las órdenes del maestro espiritual, pues solamente bajo su dirección se pueden dominar los sentidos. Mientras no se alcance el nivel de conciencia de Kṛṣṇa plena, siempre hay posibilidad de caer. Por supuesto, la senda de las ceremonias rituales y las actividades fruitivas también está plagada de peligros. Las actividades fruitivas se han dividido en doce grupos. La práctica de las actividades fruitivas, que constituyen la senda del dharma, lleva a permanecer en el ciclo del nacimiento y la muerte; sin embargo, quien sigue la senda de mokṣa, la liberación, que en la Bhagavad-gītā se define como arcanā-mārga, puede llegar a liberarse del ciclo del nacimiento y la muerte. Los Vedas dan a esas dos sendas los nombres de pitṛ-yāna y deva-yāna. Aquellos que siguen las sendas de pitṛ-yāna y deva-yāna nunca se confunden, ni siquiera mientras permanecen en el cuerpo material. El filósofo monista que, poco a poco, llega a dominar los sentidos, entiende que todos los āśramas, o etapas de la vida, tienen por objeto la salvación. Se debe vivir y actuar conforme a los śāstras.
El que celebra ceremonias rituales védicas, incluso si es gṛhastha, puede recibir la misericordia sin causa de Kṛṣṇa si se hace devoto. El objetivo del devoto es ir de regreso al hogar, de vuelta a Dios. Por la voluntad suprema de la Personalidad de Dios, ese devoto avanza en el cultivo de conciencia espiritual, aunque no realice ceremonias rituales. Por la misericordia de los devotos se puede alcanzar el verdadero éxito en el cultivo de conciencia espiritual, y por no respetarles debidamente se puede caer del nivel espiritual de conciencia. En relación con esto, Nārada Muni contó la historia de su caída del reino de los gandharvas para nacer en una familia śūdra, y cómo, gracias al servicio que prestó a brāhmaṇas excelsos, nació como hijo del Señor Brahmā y volvió a establecerse en su posición trascendental. Después de narrar estos hechos, Nārada Muni alabó la misericordia que los Pāṇḍavas recibían del Señor. Mahārāja Yudhiṣṭhira, escuchando a Nārada, se llenó de éxtasis de amor por Kṛṣṇa; después, Nārada Muni abandonó el palacio y regresó a su residencia. De este modo, Śukadeva Gosvāmī, habiendo hablado de diversos descendientes de las hijas de Dakṣa, termina el Séptimo Canto del Śrīmad-Bhāgavatam.





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