El misterio de la conciencia


Si la conciencia del hombre sobrevive a la muerte, ¿qué es lo que determina su paso a las nuevas realidades?

Investigación: Julio Lira Ch.


La muerte. El adversario más misterioso, implacable e inevitable del hombre. La muerte, ¿significa el término de la vida, o simplemente abre las puertas a otra vida, a otra dimensión, o a otro mundo?
    Si la conciencia del hombre sobrevive a la muerte, ¿qué es lo que determina su paso a las nuevas realidades?
    Para comprender estos misterios, tradicionalmente el hombre se ha vuelto a los más brillantes filósofos aceptando sus enseñanzas como representativas de una verdad superior.
    Algunos critican este método de adquirir el conocimiento tomándolo de una autoridad superior, aunque el investigador pueda luego analizarlo cuidadosamente. El sociólogo E.F. Schumacher, autor de "Small Is Beautiful'' (Lo pequeño es hermoso), hace notar que en nuestra sociedad moderna, cuando la gente pierde el contacto con la naturaleza y la sabiduría tradicional, "considera que es de buen tono ridiculizar... y creer únicamente en aquello que se ve, se toca y se mide''. O sea, "ver para creer''.
    Pero cuando el hombre se propone comprender algo que sobrepasa el alcance de los sentidos materiales, de los instrumentos de medición, y de las especulaciones mentales, no tiene otra posibilidad que la de recurrir a una fuente de conocimiento superior.

  Ningún científico ha podido explicar satisfactoria-mente, por investigaciones del laboratorio, el misterio de la conciencia o el destino de ésta después de la destrucción del cuerpo material. La investigación de este campo ha producido muchas teorías contradictorias y de corto alcance.
    Los principios sistemáticos de la reencarnación, por otra parte, explican ampliamente las leyes sutiles que gobiernan nuestras vidas pasadas, presentes y futuras.
    Para poder comprender la reencarnación, es necesario aceptar el concepto fundamental de que la conciencia es una energía diferente y superior al cuerpo físico material. Este principio está corroborado por el examen de las extraordinarias capacidades del pensamiento, el sentimiento y la voluntad del ser humano. ¿Podrán jamás los filamentos del DNA (ácido desoxiribonucleico) o de los otros componentes genéticos, producir los sentimientos de amor y respeto de una persona hacia otra? ¿A qué átomo o molécula se deben los sutiles matices artísticos del Hamlet de Shakespeare, o de la Misa en Si menor, de Bach? El hombre y sus infinitas capacidades no pueden ser explicados por los simples átomos y moléculas. Einstein, padre de la física moderna, reconocía que la conciencia no puede ser adecuadamente considerada en los mismos términos que los fenómenos físicos. "Creo que la moda actual de aplicar los axiomas de la ciencia a la existencia humana, no es sólo un grandísimo error, sino que tiene además algo de maligno'', dijo en una ocasión el gran científico.

    En realidad, los científicos han sido incapaces de explicar la conciencia por medio de las leyes físicas que gobiernan todo lo demás dentro de su esfera de acción. Sintiéndose frustrado por este fracaso, el premio Nobel en fisiología y medicina, Albert Szent- Gy(orgyi, recientemente se lamentaba diciendo: "Buscando el secreto de la vida, llegué hasta los átomos y los electrones, que carecen totalmente de vida. En algún momento de la investigación, la vida se me escapó de entre los dedos. Por esto, en la ancianidad, estoy volviendo sobre mis pasos.''
     Para aceptar la noción de que la conciencia surge de la interacción molecular, se requiere una dosis enorme de credulidad, muchísimo mayor que la requerida para aceptar una explicación metafísica. Thomas Huxley, el muy conocido biólogo, decía: "Es para mí evidente que en el universo hay una tercera realidad, la conciencia, que... no es materia ni energía ni una modificación de estas dos...''
    Otro reconocimiento de las propiedades excepcio-nales, únicas, de la conciencia (incluyendo su capaci-dad de existir antes y después de la destrucción del cuerpo físico), lo expresó el premio Nobel de física Niels Bohr, declarando: "Es evidente que ni en la física ni en la química podemos encontrar algo que posea, siquiera, un vestigio de conciencia. Sin embargo, todos sabemos que existe ese algo que llamamos conciencia, simplemente porque todos la tenemos. Por lo tanto la conciencia tiene que ser parte de la naturaleza o, más en general, de la realidad; lo cual significa que, por entero separada de las leyes de la física y de la química según se expresan en la teoría cuántica, tenemos también que considerar la existencia de leyes de una clase por completo diferente.''
    La reencarnación no es un acontecimiento excepcional, extraordinario, sino algo que ocurre con regularidad en nuestro cuerpo durante esta misma vida. En The Human Brain, (El cerebro humano) el profesor John Pfeiffer observa: "Tu cuerpo no contiene ni una sola de las moléculas que contenía hace siete años.'' En ese lapso el cuerpo se ha renovado por completo. Sin embargo el yo, la identidad, permanece sin cambio.
   Nuestro cuerpo crece, desde la infancia, a la juventud, a la madurez y luego a la vejez; pero la persona, el yo dentro del cuerpo, permanece siempre la misma.

    La reencarnación, que se basa en el principio de un yo consciente, independiente del cuerpo físico, es parte de un sistema más elevado, que gobierna la transmigración de los seres vivientes, desde una forma material a otra. Puesto que la reencarnación es algo que concierne a nuestro yo más esencial, es de la mayor trascendencia para todos.
    Volver a nacer explica los fundamentos de la reencarnación según los presenta el texto védico intemporal del Bhagavad-g…ta. El G…ta, miles de años más antiguo que los manuscritos del Mar Muerto, proporciona la explicación más completa de todas, acerca de la reencarnación. Ha sido estudiado durante milenios por muchos de los más grandes pensadores del mundo y, puesto que el conocimiento espiritual es eternamente verdadero y no cambia con cada nueva teoría científica, es tan válido hoy como lo era ayer.
    D.B. Dupey, un biofísico de Harvard, escribe: "Tal vez nos estamos metiendo en un callejón sin salida al asumir, dogmáticamente, que la vida puede ser enteramente explicada por lo que conocemos de las leyes de la naturaleza. Permaneciendo abiertos a las ideas comprendidas en la tradición médica de la India, los científicos modernos pueden observar sus propias disciplinas desde una perspectiva nueva y contribuir mayormente a la finalidad de todo científico, que es la búsqueda de la verdad.''
    En esta época de incertidumbre total, es imperativo  que comprendamos el origen real de nuestro yo consciente, por qué nos encontramos en diferentes cuerpos y condiciones de vida, y cuál será nuestro destino al morir. Esta información fundamental se explica amplia mente en Volver a nacer.



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