La humanidad jamás sabrá por qué ni para qué se esfuerza, por qué sufre, adonde se dirige.


Muchas personas piensan que los problemas fundamentales de la vida son absolutamente insolubles, que la humanidad jamás sabrá por qué ni para qué se esfuerza, por qué sufre, adonde se dirige. Se considera casi indecente formular estas preguntas. Se supone que "tomemos la vida como viene", sin pensar, o pensando solamente en las cosas capaces de solución, aunque esto sea sólo externamente. Los hombres perdieron la esperanza de hallar respuestas a las principales preguntas y renunciaron a molestarse por ellas.
Al mismo tiempo, los hombres tienen una muy vaga idea sobre qué es lo que produjo en ellos esta sensación de desesperanza y de insolubilidad. ¿De dónde proviene este sentimiento de que, acerca de muchas cosas, lo mejor es no pensar?
En realidad, empezamos sintiendo esta desesperanza sólo cuando consideramos al hombre como algo "finito" y completo, cuando nada vemos más allá del hombre y pensamos que ya sabemos todo lo que hay en el hombre. De esta forma, el problema es realmente desesperado.
Hay una fría comodidad en todas las teorías sociales que nos prometen varias bendiciones sobre la tierra. Nos dejan con una sensación de frustración y con un mal gusto en la boca, aunque creamos en sus promesas.

¿Por qué? ¿Para qué es todo esto? Muy bien, se alimentará a todo el mundo. Excelente. 
Pero. ¿y después qué? Supongamos (aunque es dificilísimo, casi imposible suponerlo), pero aún así supongamos que la cultura material, por si sola, dio bienestar a los hombres. ¡Reinan sobre la tierra una
civilización y una cultura reales e inadulteradas! Muy bien, ¿y después que?

Después, algunas frases altisonantes sobre "increíbles horizontes" que se revelan ante la ciencia; "comunicación con el planeta Marte", "preparación química del protoplasma", la "utilización de la rotación de la tierra alrededor del sol" o "de la energía contenida en el átomo", "vacuna para todas las enfermedades", "prolongación de la vida del hombre hasta los cien años", ¡o incluso hasta los ciento cincuenta! Luego, quizá, "la fabricación artificial de
seres humanos": pero después de esto la imaginación decae.

Podría quedar aún la posibilidad de cavar a través de la tierra: pero eso sería completamente inútil.
Y luego sobreviene el sentimiento de la insolubilidad de las cuestiones fundamentales acerca de la finalidad de la existencia, y la sensación de impotencia frente a nuestra carencia de comprensión.
En realidad, supongamos que cavamos a través del globo terrestre: ¿y entonces qué? ¿Cavaremos luego en otra dirección? ¡Qué tedioso es todo esto! Pero las teorías sociales positivistas, el "materialismo histórico", etc. no nos prometen ni nos pueden prometer nada más. 

A fin de obtener, al menos, algún género de respuesta a las preguntas que nos atormentan debemos volvemos en una dirección totalmente distinta: hacia el método psicológico de estudio del hombre y de la humanidad. Y aquí, para nuestro asombro. vemos que el método psicológico tiene, después de todo, respuestas muy satisfactorias a las principales preguntas que nos parecen Insolubles, y alrededor de las cuales giramos ineficazmente armados con las inútiles armas de los métodos positivistas.

El método psicológico da al menos una respuesta a la pregunta sobre la finalidad inmediata de nuestra existencia. Pero, por alguna razón, la gente no quiere aceptar esta respuesta. La gente insiste en que la respuesta sea de una forma que le guste, y rehúsa aceptar nada que no sea de esa forma. Exige la solución de la pregunta sobre el destino del hombre, pero del hombre tal como Imagina esa gente que éste es, y rehúsa reconocer el hecho de que el hombre puede y debe llegar a ser algo enteramente diferente. En el hombre hay cualidades in manifiestas que deben hacerse manifestar, y la manifestación de estas cualidades es la única que puede crear un futuro para el hombre. El hombre no puede ni debe permanecer como es ahora. Pensar en el futuro de este hombre es tan insensato como pensar en el futuro de un niño, pensando que seguirá siendo un niño eternamente. 

La analogía no es muy completa, porque sólo una pequeñísima parte de la humanidad es probablemente capaz de desarrollo. Empero, esta comparación da un cuadro correcto de la actitud general respecto de esta cuestión. Y el destino de la mayor parte de la humanidad que es incapaz de desarrollo no depende de ella sino de aquella parte más pequeña que se desarrollará. Sólo el desarrollo interior, la evolución de nuevos poderes, darán al hombre una comprensión correcta de si, de sus caminos y su futuro, y le permitirán organizar la vida sobre la tierra. En la actualidad, el concepto genérico "hombre" es demasiado indiferenciado y abarca categorías completamente diferentes de hombres: los capaces de desarrollo y los incapaces de éste. Además, un hombre capaz de desarrollo ya tiene muchas nuevas cualidades que están absolutamente prontas pero no se manifiestan, porque para ello necesitan una cultura y una educación especiales. La nueva perspectiva de la humanidad repudia la idea de la igualdad (que, de todos modos, no existe) y se empeña en establecer los signos y hechos de las diferencias entre los hombres, porque la humanidad tendrá que separar pronto a los que marchan hacia adelante de los que son incapaces de hacerlo: tendrá que separar el trigo de la cizaña, porque ésta proliferó demasiado y está asfixiando el crecimiento del trigo.
Esta es la clave para entender nuestra vida ¡Y a esta clave se la encontró hace mucho tiempo! Ese enigma fue resuelto hace mucho tiempo. Pero diferentes pensadores de distintas épocas, que hallaron soluciones, las expresaron de diversos modos, y a menudo, sin conocerse uno al otro, iluminaron la misma huella con dificultades enormes, sin sospechar la existencia de sus predecesores o contemporáneos que pisaban o habían pisado la misma senda.

En la literatura mundial hay libros, habitualmente poco conocidos, que accidental (o no accidentalmente) pueden hallarse en el mismo anaquel, en la misma biblioteca, y que considerados juntos, darán un cuadro completo y claro de los diferentes aspectos de la existencia del hombre, sus finalidades y caminos, de modo que no tengamos ninguna duda más acerca del destino de la humanidad (al menos, de una pequeña parte de ésta), un destino distinto de aquella frase de duro trabajo de cavar a través del globo terrestre que la "filosofía positivista", el "materialismo histórico", el "socialismo", etc., etc., le tienen reservado.
Si creemos que todavía no conocemos nuestro destino, si aún dudamos y tememos separamos de la desesperanza de la perspectiva "positiva" de la vida, lo hacemos porque, primero, consideramos juntos, sin diferenciación, hombres de categorías totalmente distintas, con un futuro totalmente distinto, y segundo, porque las ideas que necesitamos, a través de las cuales
podríamos entender la correlación real de fuerzas, no ganaron un lugar en el conocimiento oficial, no representan un departamento o una rama reconocidos del conocimiento y raras veces se los halla juntos en un libro. Es muy raro, incluso, hallar libros que expresen estas ideas reunidas.
No logramos entender muchas cosas porque nos especializamos demasiado fácil y drásticamente. Filosofía, religión, psicología, matemática, ciencias naturales, sociología, historia de la cultura, arte: cada una tiene su propia literatura especial. No hay nada que abarque la totalidad íntegramente. Incluso los puentes entre literaturas separadas están

construidos mal e ineficazmente, y a menudo están ausentes por completo. Esta creación de literaturas especiales es el mal principal y el principal obstáculo para entender correctamente las cosas. Cada "literatura" desarrolla su propia terminología, su propio lenguaje, incomprensible para los representantes de otras literaturas y que no guardan correspondencia con ninguno de los otros lenguajes. De este modo, cada una se limita aún más drástica mente, se disocia de las demás y toma in traspasables sus fronteras.

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