QUE ES LA CONSIDERACIÓN INTERNA, Y CONSIDERACIÓN EXTERNA, EN EL SER HUMANO, Y COMO SER PASIVO


COMO PODEMOS  TENER UN CONOCIMIENTO VERDADERO DEL SER  INTERNO

Proseguiremos hablando hoy sobre el tema de la no identificación consigo mismo.
Les recuerdo otra vez que la gente da por supuesto esa cosa llamada sí mismo, y no sólo la toma como una sola cosa sino que permite decir "Yo" a todo lo que ello hace o piensa o siente. Hemos hablado la última vez sobre la identificación consigo mismo desde el punto de vista de los centros y hemos empezado con el Centro Intelectual. Cuando se enseña por primera vez la observación de sí, se dice que es preciso el trabajo de los diferentes centros de modo que se pueda ver si las tres personas que están en uno corresponden a ellos. Las actividades del Centro Intelectual son muchas. La última vez nos hemos referido a las opiniones y pensamientos que pertenecen al Centro Intelectual. Por lo general un hombre se identifica por completo con sus opiniones, que fueron tomadas en préstamo de otras personas, de periódicos, etc. Luego se habló de la identificación con los pensamientos. Nuestros pensamientos no son visibles para las demás personas, ni para nosotros. Pero son cosas muy definidas, compuestas de sustancias definidas. Solemos ser  más o menos conscientes de nuestros pensamientos. Ahora bien, cuando se observa un pensamiento, no se está identificado con él. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que a menos que se observe el Centro Intelectual y lo que sucede en él se tiende a presuponer nuestras actividades. Se creerá en los propios pensamientos ó se los dará por supuestos. Se identificará uno con ellos. Se les conferirá la calidad de veracidad y se dirá "Yo pienso" o, más interiormente, se tomará esos pensamientos como si fueran uno mismo. Entonces tienen poder y ejercen su influencia. Un pensamiento desagradable, lúgubre, pesado, receloso, pesimista, malvado, etc. —todos esos pensamientos se convierten en usted: y así usted es ellos, por medio de la identificación con ellos. Pero usted no es sus pensamientos. 


Cualquier  pensamiento puede penetrar en la mente.Toda clase de pensamientos malos, inútiles, estúpidos, informes e imbéciles suelen penetrar en la mente. Y si dice "Yo" a todos ellos, ¿dónde estará usted? Dirá "sí" a todos ellos. Los aceptará. En suma, se identificará con ellos, porque en todo momento los creerá "Yo" y creerá que "Yo" es pensarlos y que son sus pensamientos. Pero, como dije, cualquier pensamiento puede entrar en la mente, del mismo modo que la gente suele entrar en su casa. Son muy escasos los pensamientos que merecen ser seguidos con el fin de comenzar a pensar rectamente; casi todos tienen que ser desechados por su inutilidad o su falta absoluta de sentido. Los pensamientos pueden ser por cierto muy peligrosos, sobre todo cuando se los acepta como si fueran propios. Es tal nuestra ingenuidad que creemos que todos los pensamientos que pasan por la mente son nuestros y que nosotros mismos los hemos pensado.Y así decimos "Yo" a ellos, porque no podemos hacer otra cosa. Pero si comprendemos que hemos de observar nuestros pensamientos, nuestro punto de vista no tardará en ser muy diferente.Recuerdo que, hace muchos años, cuando mi mujer y yo abandonamos el Instituto de Francia y fuimos a casa de mi abuelo en Escocia, pasé muchos meses examinando en la biblioteca de mi abuelo, los libros de teología escritos por diversos teólogos escoceses. Eran todos, claro está, puramente informativos. Versaban sobre tema doctrinales y sobre la letra de la ley y se entregaban a toda clase de argumentos capciosos. Pero uno de ellos me sorprendió. El autor decía que es menester recordar que el diablo nos envía muchos pensamientos y que no hay que creer que son los propios. 



Explicaba esta idea con bastante amplitud y muchas veces subrayaba la frase: "Nuestros pensamientos no son nuestros". Tenia aquí a un hombre que comprendía algo psicológico y leerlo era como un fresco soplo de aire, entre todos aquellos libros muertos y terribles, en los cuales no se veía huella alguna de comprensión, y nada se decía en el nivel psicológico y todo se tomaba en su sentido literal en el nivel de la piedra . 
Este autor decía que no éramos responsables de nuestros pensamientos, sino de nuestro pensar. Un pensamiento pasa por la mente y busca atraernos. Si lo logra, se empieza a "pensarlo" —es decir, a pensar desde él. Entonces se magnifica ese pensamiento, presentándole atención y pensando desde él, hasta que crece en todas direcciones, y forma, por así decirlo, un árbol de pensamiento en uno mismo, que da su fruto, el que a su vez es la semilla de otros pensamientos. Esto es bastante claro en el caso de los pensamientos de recelo.Es preciso comprender que el pensamiento y  pensar  no son la misma cosa. Supongamos que le pasa por la mente el pensamiento de que el Sr. X está mintiendo. Este es sólo un pensamiento. Es probable que se diga: "Tengo que pensarlo". Pero si cree en ese pensamiento enseguida se identifica con él. Su pensamiento ha transformado ahora al Sr. X en un mentiroso. Los pensamientos con los cuales nos identificamos cambian las cosas en sumo grado. Por ejemplo, algunas personas se identifican generalmente con pensamientos sombríos,tortuosos, recelosos. Gustan de los pensamientos que tienen esa forma y color. De modo que aceptan esos pensamientos y rechazan los otros. Esos pensamientos alteran las cosas, como llevar anteojos oscuros. Ahora bien, como están identificadas con esos pensamientos no pueden verlos. Ellos son esos pensamientos de modo que no pueden observarlos y ver que son cierta clase de pensamientos y que existen toda suerte de otros pensamientos, con formas y colores muy diferentes. Un hombre puede tener toda clase de pensamientos. Cualquier  pensamiento puede entrar en un hombre. En los Evangelios se señala que no es lo que entra en un hombre lo que lo mancilla sino lo que sale de un hombre.
                                       
Cualquier clase de pensamiento puede entrar en la mente, pero si uno se identifica con él y obra según él o más bien,reacciona es otra cuestión. Si uno se identifica con un pensamiento le dice "Yo" a. él y cree en él. Por eso  pensará según él u obrará según él. Cómo piensa y cómo obra es lo que sale de usted.
Los pensamientos que entran en la mente es lo que entra en un hombre.
Lo que piensa y hace según ese pensamiento es la que sale de él.
Un pensamiento que es una mentira, un pensamiento equivocado, mal unido, un pensamiento falso, un pensamiento deprimente, un pensamiento que se aterra a una cosa e ignora todo lo demás, o esa clase de pensamiento que sólo niega y contradice, etc. —si una persona se identifica con tales pensamientos, pensará y obrará según ellos—. Su mente será una confusión. Las ideas de este Trabajo se proponen construir la mente en un orden correcto de modo que todo se interrelacione armónicamente.En el centro de la mente está el Rayo de Creación —es decir, la Escala de Ser.
Desde la cosa más baja a la más elevada todo ocupa el lugar que le corresponde. Pero a menos que la Mentesea cambiada por el Trabajo, sigue pensando que todos sus pensamientos son reales y verídicos. La mente se asemeja a una tienda que está tirada en el suelo, en un montón informe,sin su soporte central. Todas sus partes se tocan de un modo equivocado. La tela no está extendida. Por medio del adiestramiento del Trabajo y aprendiendo a pensar según lo que enseña, un hombre llega a ser capaz de distinguir entre el pensamiento correcto y el pensamiento incorrecto. Empieza, a aprender cómo pensar en escala correcta, y cómo no mezclar las escalas. Todo ello lo ayuda a no identificarse con sus pensamientos. Le da un centro de gravedad a su pensamiento.Este Trabajo se propone hacer que el hombre piense rectamente. Por eso es tan importante entender lo que el Trabajo enseña. Al aprender, por ejemplo química, o, si prefiere, un idioma extranjero, es muy importante prestar atención a lo que le enseñan, y disponerlo en la mente,y reflexionar sobre lo que le están enseñando. Mucha gente nunca piensa en lo que le están enseñando. Pero en el Trabajo es necesario. ¿Por qué? Porque edifica un nuevo sistema de pensamiento y de pensar en la mente. En realidad, hace que la mente empiece a trabajar de una manera correcta —que en realidad piense. Permítame subrayar ahora que un pensamiento, y pensar un pensamiento, no son la misma cosa. Un pensamiento puede entrar en la mente, pero se puede pensarlo o no. Y aun cuando se lo piense, no es preciso identificarse necesariamente con él. Pero hay muchas clases diferentes de pensamiento, elevados y bajos, grandes y pequeños, y esto pertenece a una enseñanza que daremos posteriormente. Lo que es preciso comprender ahora es que los pensamientos son de todas las clases posibles y que no son nuestros, pero que llegan a ser nuestros mediante la identificación con ellos. Y si se hace así, nos llevan de un lado para otro.Hay una ciencia del pensamiento. Este Trabajo, con todas sus ideas y enseñanzas e instrucciones, tiene que ver con una correcta ciencia del pensamiento y del pensar.
Por esta razón, todos aquellos que han prestado atención al Trabajo durante algunos años deberían saber lo que significa culpar los pensamientos y el pensar, y ser capaces de ver los pensamientos y el pensar inadecuados y no relacionados, los pensamientos débiles, los pensamientos negativos, los pensamientos inútiles, los pensamientos embusteros, etc. El primer cambio exigido en este Trabajo, como en los Evangelios, es un cambio de mente.
Mas para que tenga lugar un "cambio de mente", es preciso empezar  a pensar desde el Trabajo y lo que éste enseña. Luego más tarde, quizá, se puede empezar o obrar desde el Trabajo.
Pero ante todo es preciso una nueva manera de pensar. Ahora bien, en esta disertación estamos hablando sobre lo que enseña el Trabajo. Dice que suelen entrar en la mente diversos pensamientos, pero que no son nuestros pensamientos. Dice que se puede pensarlos o no, y que se puede identificarse con ellos o no. Cuando se oye esto, como parte de la enseñanza del Trabaja, y se lo aplica por la observación de sí al Centro Intelectual, se comprenderá que es muy cierto. Cuando se lo comprenda, se pensará de una nueva manera acerca de sí.Si se puede entender prácticamente —es decir, por la experiencia— que es posible ser pasivo hacia los pensamientos no identificándose con ellos, ya se ha llegado a una etapa definida de trabajo sobre el Centro Intelectual. Pero si se toma a sí mismo como uno solo nunca llegará a este punto. Seguirá apegado a la ilusión de que todos sus pensamientos así como todos sus sentimientos y estados de ánimo son usted o más bien "Yo mismo". No se discernirá el dilatado mundo interior de alturas y profundidades que contiene miles de habitantes, buenos y malos, a los que se considera como si fueran una sola persona, como uno mismo, y en el acostumbrado estado de sueño se les dice "Yo" en todo momento. A todo cuanto tiene lugar en uno mismo se lo llama "Yo". De modo que nunca se podrá salir de la posición en que se está, por tomarse a sí mismo como uno, y así nunca se comprenderá lo que significa llegar a ser  pasivo para consigo mismo.
En la disertación anterior hemos hablado del trabajo práctico que lleva a ser pasivo hacia los pensamientos. Ella pertenece al trabajo profundo en el Centro Intelectual.
La presente disertación trata del trabajo práctico sobre la no identificación con los pensamientos.

CONSIDERACIÓN INTERNA Y CONSIDERACIÓN EXTERNA SOBRE SER PASIVO

Hemos hablado la última vez sobre la necesidad en el Trabajo de que un hombre sea capaz de censurar sus pensamientos y de no identificarse con ellos. Esta noche nos referiremos a la necesidad de censurar nuestras emociones. Las actividades del Centro Emocional llegan a ser  pasivas con mucho más dificultad que las actividades del Centro Intelectual. Le es mucho más fácil a un hombre pensar diferentemente que sentir diferentemente.
Es muy posible llegar a ser pasivo hacia muchos pensamientos con los cuales uno se ha acostumbrado a identificarse, pero no ocurre lo mismo en relación con la esfera de las emociones y los sentimientos. Debido a esta razón nos identificamos mucho más con nuestros sentimientos que con nuestros pensamientos. Nuestros sentimientos, nuestras emociones, nuestros estados de ánimo hacen  presa de nosotros. Basta observarlo en los momentos en que se está enfadado. ¿Acaso es fácil no identificarse con nuestros acostumbrados estados emocionales de todos los días? Se suele sonreír y decir cosas alegres y pretender que todo anda bien, pero la procesión anda por dentro. Aunque un lado no quiera ofenderse, el otro lado insiste en hacerlo. Por ejemplo,supongamos que es tocado algo perteneciente a la arrogancia, a la vanidad, ¿acaso es fácil dejar de identificarse con esa emoción? ¿Es fácil no ofenderse? Una de las razones de este orden de cosas es que las emociones son muy rápidas. Trabajan con una energía muy "rápida", una energía mucho más rápida que la que utilizan los pensamientos ordinarios. Otra,es que rara vez observamos nuestras emociones. No las observamos porque las damos por supuestas. Nuestra vida emocional es una cosa muy triste. Pero no nos damos cuenta de cuan triste, desagradable e insignificante es. Si lo hiciéramos, empezaríamos a tener antipatía a nuestras emociones —hasta empezaríamos a odiarlas. Pero se necesita un tiempo considerable antes de llegar a ese estado de conciencia. No es exagerado decir que en realidad no tenemos conciencia de nuestras acostumbradas emociones cotidianas, que prácticamente son siempre negativas, mezquinas, celosas y miserables. Nuestro amor a las emociones desagradables es extraordinario y nos gusta mucho no sólo comunicarlas a otras personas e infectarlas, sino escuchar  cosas desagradables, prestar atención a la maledicencia, etc.
No sabemos lo que estamos haciendo. Lo hacemos todo en un sueño. No podemos ver nuestras emociones porque estamos demasiado identificados con ellas. Si pudiéramos ver plenamente nuestras emociones nos horrorizaríamos. Pero, afortunadamente, no somos capaces de verlas, simplemente porque no seríamos capaces de soportarlas. Nos enloquecería ver la calidad de nuestra vida emocional.. Todos nosotros tenemos imágenes nobles de nosotros mismos. Y el Trabajo nunca nos permite ver  lo que no podemos soportar. Su acción es muy lenta, muy gradual, muy suave. Podemos ver los resultados de nuestras emociones y éste es el punto de partida. Vemos cómo herimos a la gente, por ejemplo. Pero aun cuando nos demos cuenta de ello, nos suele tomar años de observación darnos cuenta de que tenemos emociones desagradables ,traicioneras o sórdidas, capaces de herir a los demás, y de .que la culpa es nuestra. Es preciso comprender que el despertar  es un proceso muy largo y penoso, y que significa una conciencia de sí  cada vez mayor. En la esfera emocional es muy difícil lograrlo. Cuántas veces la gente se imagina que ha hecho- todo lo posible por los demás, cuando, en realidad, no ha hecho nada sino expresar sus emociones más desagradables, más hirientes y dañosas, y muchas veces sus peores emociones, de las cuales en verdad tendría que avergonzarse. En efecto, expresar las emociones desagradables es lo que en la vida se llama  tan a menudo "ser sincero" o "tratar de ayudar". Las personas creen realmente que es una prueba de bondad decirse toda clase de cosas desagradables y desdichadas unas a otras e imaginan que si lo dicen con una suave sonrisa ejercen la caridad y la buena voluntad. Esto es lo que ocurre en relación con nuestros estados emocionales. No somos caritativos ni tampoco damos pruebas de buena voluntad, y es preciso comprender cabalmente este orden de cosas y repudiarlo. Nos amamos en todo. Amamos cuanto complace nuestra vanidad y por eso no amamos a nuestros prójimos a menos que nos halaguen y sintamos que disponemos de su vida. Y aun cuando tengamos en nosotros mejores "Yoes" capaces de comprender a las demás personas y hasta  de preocuparse por ellas, aunque no nos halaguen, sin embargo los "Yoes" más pequeños, más mezquinos, que pertenecen al egoísmo, a la arrogancia y al engreimiento, por lo general dan pruebas de ser mucho más fuertes —salvo quizá después de un prolongado período de observación de sí, o cuando el agotamiento de una grave enfermedad los ha tranquilizado, lo cual hace que la personalidad sea pasiva. En el momento de la muerte la gente sólo desea que los otros las perdonen. Se debe ello a que ya no están más en los pequeños "Yoes". Pero debido a la acción del Trabajo la humillación puede tener lugar gradualmente —es decir, a través de una creciente conciencia de lo que uno realmente es— por medio de una larga y paciente observación de sí y de todo el dolor interior que causa comprender que la vida no el amor o el deseo de unión es predominante todas las cosas tienden a juntarse y aparece la creación. 
Cuando el odio y la lucha predominan todas las cosas se quiebran y desaparecen. Esta escuela enseñaba que el Universo se une y se separa en un vasto ciclo de tiempo, una oscilación de péndulo. La oscilación pendular es sólo un ciclo visto, por así decirlo, de costado. Esta idea de las cosas que se unen en la creación cósmica y se separan en el caos se halla en las antiguas escuelas orientales. Por ejemplo, se dice que Brahma respira y aspira el Universo. Desde este punto de vista las propiedades del Universo físico nunca serán constantes, ya que la tendencia de las partículas a unirse o a separarse no será la misma en cada punto del tiempo. Todo cambiará —no meramente las modas y los puntos de vista y las teorías, sino las propiedades de las cosas— de modo que lo que una vez obró no lo hará necesariamente hoy. Si la ciencia se ve a esta luz estará siempre re descubriéndose a sí misma y reforzando sus ideas. Un remedio que una vez fue eficaz, dejará de serlo,. y así sucesivamente. Y el mismo proceso afectará los asuntos humanos. Cuando el "amor" logra cósmica mente la supremacía la gente tiende a unirse: Cuando el "odio" logra la supremacía la gente se separa y se dispersa. Este punto de vista es en realidad el mismo que el expresado en el Eclesiastés donde se dice que "hay un tiempo de juntarse y un tiempo de esparcirse", etc.,sólo que está expresado en función de una vasta oscilación pendular y no en función de péndulos más pequeños y hasta diminutos. En ambos asertos lo que se quiere decir es que las tendencias de las cosas no son las mismas en diferentes tiempos. Basta considerar un momento nuestra posición hoy. ¿Cuál es la tendencia de las cosas? ¿Ven ustedes alguna tendencia? Por lo menos podemos decir que la tendencia de las cosas hoy no es la misma que la de hace un siglo. Si se mira el balanceo de un péndulo adosado a la pared, se verá que cubre la misma distancia de un lado y del otro. En cualquier punto en que esté, puede estar en una dirección o en la contraria. Es decir, las cosas pueden estar en el mismo punto que antes, pero moviéndose en dirección invertida. Al estudiar la oscilación del péndulo en nosotros mismos nos damos cuenta de que llegamos a los mismos puntos, pero muchas veces la tendencia es diferente. Las cosas son las mismas pero se mueven en otra dirección. Nos sentimos, por ejemplo, irritados y luego somos agradables; o somos primero agradables y después irritables. El Trabajo nos enseña que casi siempre somos inconscientes, casi siempre estamos dormidos, cuando el péndulo en nosotros pasa por el punto medio. Aquí es donde se mueve con mayor velocidad. De modo que vivimos, por así decirlo, en los extremos —en cada fin de la oscilación del péndulo — y no sabemos qué hay en el medio. Oscilamos, como lo he oído decir, entre el rojo y el verde, entre el azul y el amarillo, pero no podemos ver en el centro la luz blanca que es la combinación de todos los colores. Si pudiéramos mantener una plena conciencia y una plena memoria a todo lo largo de la oscilación, no sólo recordaríamos los dos estados opuestos en cada final, sino que empezaríamos a divisar un tercer  factor que está en el medio. Pero de ordinario nuestra conciencia trabaja con una energía demasiado baja. Acerca de este particular hablaremos otra vez. Ahora sólo diremos  que es preciso ver el péndulo en nosotros y en la vida y evitar identificarse con los dos finales de la oscilación. Nuestros estados de ánimo están todos suspendidos de péndulos.
No debemos confiar en ellos.
Desdichadamente nos identificamos con ellos. Los tomamos como si fueran nosotros mismos. Decimos "Yo siento", "Yo pienso",etc. Olvidamos que el "Yo Real" está en el centro del balanceo del péndulo, y nos dejamos llevar de un lado para otro entre la excitación y el desaliento, entre el entusiasmo y la depresión, entre la sobre estimación y la subestimación , entre el engreimiento y la humildad, y así inacabable mente. En todo esto no hay centro de gravedad. Recuerde que al identificarse con un lado del balanceo, estará bajo el poder del otro lado cuando se invierta el movimiento —y no verá conexión alguna en ello. Dirá: "No pueden estar conectados porque son opuestos". Esto es exactamente lo que son y a ello nos referimos en estos comentarios.
Psicología de la posible  evolución del hombre P. Ouspenski


Comentarios

  1. QUE ES LA CONSIDERACIÓN INTERNA, Y CONSIDERACIÓN EXTERNA, EN EL SER HUMANO, Y COMO SER PASIVO

    COMO PODEMOS TENER UN CONOCIMIENTO VERDADERO DEL SER INTERNO

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