El alma está compuesta de conciencia; la mente, de materia inconsciente. La conciencia es autoiluminadora, mientras que la materia no tiene poder para iluminar. Los lógicos dicen: "El alma se conecta con la mente, la mente con los sentidos, los sentidos con sus objetos (de los sentidos). En consecuencia, es a través de este proceso que se adquiere conocimiento".

LA MENTE, EL SER Y EL SER SUPREMO

Investigacion por Yamunajivana Das 
Vrindavana India 2013





No debe confundirse a la mente con el ser. El ser espiritual o alma, no debe confundirse con la mente. Si bien el alma es una chispa de energía espiritual consciente, la mente meramente refleja su conciencia. La mente depende de la presencia del alma jiva para poder funcionar; no posee una existencia independiente. Podemos hablar sobre "mi mente", pero nunca escuchamos decir a nadie "Yo soy la mente". El ser es el observador y la mente es lo observado. Por consiguiente, el ser debe comprenderse como categóricamente diferente de la mente.
El alma está compuesta de conciencia; la mente, de materia inconsciente. La conciencia es autoiluminadora, mientras que la materia no tiene poder para iluminar. Los lógicos dicen: "El alma se conecta con la mente, la mente con los sentidos, los sentidos con sus objetos (de los sentidos). En consecuencia, es a través de este proceso que se adquiere conocimiento". (ãtma manasã yuñjãte mana indriyena, indriyam visayena, tasmãd adhyaksa ity-ukta-disã jñãnam jãyate - Nyãyadarsana).
Sin la conciencia como sostén, los sentidos no pueden adquirir conocimiento de ningún objeto sensorial. Por consiguiente, solo el alma actúa como director, entrando primero en contacto con la mente, que seguidamente actúa a través de los sentidos para contactar los objetos de los sentidos.
Así pues, mediante la mente, el ser no solo acredita conocimiento sino que experimenta asimismo la felicidad y aflicción materiales. Sin la mente, el ser no sería consciente de la felicidad o aflicción sensuales. En tal sentido, el Nyãya-vrtti expresa: "La mente es el sentido capaz de aprehender la felicidad y la aflicción (sukhãdy-upalabdhi-sãdhanam indriyam manah)".
En contraste, en el Bhagavad-gitã (2.24) Krishna dice que el alma jiva es sempiterna, capaz de transmigrar por todas las especies, fija, inamovible y sin comienzo (nityah sarva-gatah sthãnur acalo'yam sanãtanah). El alma es innaciente, eternamente inmutable, libre de deterioro y libre de las seis clases de transformaciones de la materia; no es matada cuando el cuerpo es matado (Gitã
2.20: ajo nityah sãsvato'yam purãno na hanyate hanyamãne sarire).
El ser individual o alma está asimismo eternamente relacionado con el Alma Suprema, el Paramãtma. Hay gran cantidad de versos en el Bhagavad-gitã que distinguen al alma individual de su amo eterno, el Señor Supremo. El Señor Mismo expresa: "Yo soy el origen primigenio de todos los seres celestiales y grandes sabios". (Gitã 10.2 - aham ãdir hi devãnãm maharsinam ca sarvasah:
"Aquel que Me conoce como innaciente, el origen de todo y el Señor Supremo de todos los seres..." (yo mãm ajam anãdim ca vetti loka-mahesvaram -Gitã 10.3): "Yo soy la causa original de todas las cosas y todo surge de Mí" (aham sarvasya prabhavo mattah sarvam pravartate - Gitã 10.8); "Solo Yo soy la causa de la generación del mundo entero así como la causa de su disolución" (aham rtsnasya jagatah prabhavam pralayas tathã - Gitã 7.6); "Yo soy el padre de este universo, la madre, quien concede los frutos de todas las acciones, el antepasado y el objeto de todo el conocimiento" (pitãham asya jagato mãtã dhãtã pitãmahah - Gitã 9.17)


mattah parataram nãnyat
kiñcid asti dhanañjayã
mãyi sarvam idam protam
sutre mani-ganã iva

" ¡Oh Arjuna! No hay nada superior a Mí. Como gemas enhebradas en un collar, la creación toda depende de Mí". (Gitã 7.7)

gatir bhartã prabhuh sãksi
nivãsah saranam suhrt
prabhavah pralayah sthãnam
nidhãnam bijam avyayam

"Y ciertamente Yo soy la meta de todos, el sustentador, el controlador, el testigo, el refugio, el guardián y el bienqueriente incondicional. Yo soy la creación, la disolución y el sustento. Yo soy la reserva y la simiente, la Persona Suprema eterna".
(Gitã 9.18)
Arjuna responde asimismo confirmando las declaraciones del Señor:

param brahma param dhãma
pavitram paramam bhavãn
purusam sãsvatam divyam
ãdidevam ajam vibhum

ãhus tvãm rsayah sarve
devarsir nãrada tathã
asito devalo vyãsah
svayam caiva bravisi me

"Oh Señor, Tú eres la Verdad Absoluta Suprema, el refugio supremo y el salvador supremo. Todos los sabios prominentes como ser Devarsi Nãrada, Asita, Devala y Vyãsa, Te han descrito como la Persona Suprema eternamente auto-manifiesta, auto-iluminadora, el fundamento de toda majestad todopoderosa y el origen de cuyo divino juego todo emana y ahora Tú estás presente ante mí declarando todo esto". (Gitã 10.12-13)

svayam evãtmanãtmãnam
vettha tvam purusottama
bhuta-bhãvana bhutesa
devadeva jagatpate

" ¡Oh Persona Suprema, Oh Padre universal, Oh Señor de todos los seres, Señor de todos los dioses, Señor del universo! Solo Tú puedes conocerTe verdaderamente a Ti Mismo a través de Tu potencia cognoscitiva pura".(Gitã 10.15)
Atento a las conclusiones de los Upanisads, el Bhagavad-gitã expresa además:
nityo nityãnãm cetanas cetanãnãm
eko bahunãm vidadhãti kãmãn
ye ãtmastham anupasyanti dhirãs
tesãm santih sãsvati netaresãm

"Solo existe un Ser Eterno Supremo entre todos los seres eternos; una sola entidad supremamente consciente entre todas las entidades conscientes. El es Aquel que cumplimenta los deseos de los muchos Sabios que meditan constantemente en El, sentado en Su trono, los que alcanzarán la perfección sempiterna; los demás, no". (Katha 2.2.13 y Svet.6.13)
La diferencia entre el Supremo y las almas individuales se establece además en los dos versos
siguientes del Mundaka (3.1.12) y Svetãsvatara Upanisads (4.6-7)

dvã suparnã sayujyã sakhayã
samãnam vrksam parisasvajãte
tayor anyah pippalam svãdv atty
anasnann anyo 'bhicãkasiti
samãne vrkse puruso nimagno
'nisayã socati muhyamãnah
justam yadã pasyaty anyam isam
asya manimãnam eti vita-sokah

"Dos amigos emplumados están sentados en el mismo árbol. Uno come las dulces fresas del árbol mientras que el otro solo observa. De la misma manera, en el árbol del cuerpo, el alma individual se sienta confundida, lamentándose constante y desamparadamente. Cuando se orienta sabiamente hacia su amigo (quien siempre es servido por los devotos), contemplándoLo como su Señor, deja de lado su sufrimiento y realiza su glorioso derecho de nacimiento".
La relación amorosa entre el Alma Suprema y el alma individual es asimismo eterna. En tal sentido, Krishna, el conocedor supremo del Veda, el objeto último del conocimiento Védico, y el autor original del Vedanta, habló amorosamente Sus enseñanzas más confidenciales y la esencia de toda la religión a Su querido amigo Arjuna, como sigue:

man-manã bhava mad-bhakto
mad-yãji mãm namaskuru
mãm evaisyasi satyam te
pratijãne priyo'si me

"Siempre piensa en Mí, Adórame ocupándote en los servicios devocionales de oír y cantar, Sírveme en Mi forma deidad, Ofréceme tu propio ser y es seguro que llegarás a Mí. Yo te lo prometo sinceramente porque tú eres Mi amigo querido".

sarva-dharmãm parityãjya
mãm ekam saranam vraja
aham tvãm sarva-pãpebhyo
moksayisyãmi mã sucah

"Abandonando todas las observancias religiosas relativas al sistema varnãsrama, abandonando la adoración de todos los semidioses relativos a dichas actividades religiosas, ríndete exclusivamente a Mí. Está de más que temas ninguno de los malos efectos resultantes de no ejecutar los deberes permanentes y periódicos ordenados en la literatura Védica, pese a que fueron en definitiva dictados por Mí. Yo te libraré de cualesquiera pecados o impedimentos resulten de dicho descarte; no desesperes. Yo prometo por este medio que todo aquel que se entregue a Mí es liberado del pecado, es liberado del ciclo del nacimiento y la muerte repetidos y recibe todo lo que necesita para llegar a Mí". (Gitã 18.66)
En otra parte del Gitã, Krishna hace una promesa similar:

ananyãs cintayanto mãm
ye janãh paryupãsate
tesãm nityãbhiyuktãnãm
yoga-ksemam vahãmy aham

"Yo asumo personalmente toda la responsabilidad de adquirir y proteger todo lo que necesiten Mis devotos completamente dependientes. Ellos están siempre absortos en pensar solo en Mí, exclusivamente; ellos no desean nada sino estar unidos Conmigo para siempre". (9.22)
El Señor es tan afectuoso con Sus devotos exclusivos que El asume voluntariamente la responsabilidad por el mantenimiento de sus cuerpos, cuidando también de sus familias. El protege asimismo el bhajana del devoto, eliminando todos los obstáculos para su práctica. Seguidamente concede a los devotos la perfección de dicho bhajana (que es el tesoro del amor por Sí Mismo) y protege ese amor. Tal es el verdadero alcance de la declaración del Señor, yoga-ksemam vahãmy ajam.



LA MENTE COMO AMIGO Y COMO ENEMIGO DEL SER

En la primera parte de la instrucción antes mencionada del Señor, El dice, man-manã bhava:
"Absorbe tu mente en Mí". Sin embargo, en los procesos para obtener el tesoro del amor, la mente obra no solo como un amigo, sino también como enemigo. El Bhãgavata declara claramente que a menos que uno controle su mente, la perfección es imposible.

dãnam svadharmo niyamo yamas ca
srutam ca karmãni ca sad-vratãni
sarve mano-nigraha-laksanãntãh
paro hi yogo manasah samãdhih

"Todas las actividades religiosas como ser la caridad, la ejecución de nuestros deberes, la observancia de las reglas y regulaciones, el estudio de la Escritura, los sacrificios y las penitencias, todas tienen el control de la mente como objetivo, pues la concentración de la mente es el objetivo supremo del yoga". (Srimad-Bhãgavatam 11.23.45)
Hay que comenzar a conquistar la mente practicando lo que Krishna llama "la austeridad de la mente". En el Bhagavad-gitã (17.16) esta práctica es explicada por Krishna como sigue:

manah-prasãdah saumyatvam
maunam ãtma-vinigrahah
bhãva-samsuddhir ity etat
tapo mãnasam ucyate

"La austeridad de la mente comprende la serenidad, la sencillez, la moderación en el habla, el autocontrol retrayéndose de los objetos de los sentidos y la pureza del ser mediante la renuncia al comportamiento engañoso".
De éstos, el autocontrol a través de la retracción de los objetos de los sentidos es de suma importancia. Ciertamente Krishna declara que nadie se convierte en yogui sin dejar de lado el deseo de gratificar los sentidos. (Gitã 6.2: na hy asannyasta-sankalpo yogi bhavati kascana). A menos que se desarraiguen los deseos tanto burdos como sutiles y las renuncias de todas clases, incluyendo los deseos de disfrute sensual, los placeres celestiales, la liberación y los poderes místicos, nadie puede ser considerado un yogui.
"Solo aquel que ha dejado de lado todo incentivo del deseo puede decirse se ha elevado al yoga".
(Gitã 6.4: sarva-sankalpa-sannyãsi yogãrudhas tadocyate). En otras palabras, cuando una jiva de corazón puro abandona el deseo y el aborrecimiento por los disfrutes de los sentidos, conservando únicamente el deseo de servir a Krishna para la complacencia de Sus sentidos, puede ser elevada al peldaño más alto de la escala del yoga.

Por esta razón el Señor dice:
uddhared ãtmanãtmãnam
nãtmãnam avasãdayet
ãtmaiva hy ãtmano bandhur
ãtmaiva ripur ãtmanah
bandhur ãtmãtmanas tasya
yenaivãtmanã jitah
anãtmanas tu satrutve
vartetãtmaiva satruvat

"El yogui aspirante debe elevarse desde el pozo ciego de la vida material, liberando la mente del apego a los objetos de los sentidos. No debe desviarla por los apegos al mundo material. Según las diferentes circunstancias, la mente es ya sea la amiga del ser o su enemiga. Esa jiva que ha conquistado la mente, puede considerarla como una amiga, mas la mente es la enemiga de quien no la ha conquistado". (Gitã 6.5-6)
Con las siguientes palabras, el Señor Kapiladeva instruye a su madre Devahuti:
cetah khalv asya bandhãya
muktaye cãtmano matam
gunesu saktam bandhãya
ratam vã pumsi muktaye

"Mi querida madre, solo la mente es la causante del cautiverio de la jiva, así como de su liberación.  Cuando la mente está apegada a los sentidos (la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto) y a los objetos de los sentidos (la forma, el sonido, el aroma, el sabor y la sensación) la entidad viviente ingresa al cautiverio. Cuando esa misma mente se apega a la Persona Suprema, es liberada". (Srimad-Bhãgavatam 3.25.15)

Krishna explica lo mismo más directamente a Uddhava:
visayãn dhyãyatas cittam
visayesv anusajjate
mãm anusmaratas cittãm
mayy eva pravilyate

"La mente que mora en los objetos de los sentidos, se apega a los mismos. La mente que Me recuerda constantemente, se absorbe por completo en Mí". (Srimad-Bhãgavatam 11.14.27)
Es de tal modo evidente que en cuanto la mente se absorbe en la devoción al Señor, se torna realmente pura y santa y una verdadera amiga.
El gran sabio Patañjali, el autor del Yoga Sutra, ha escrito que yoga significa detener las actividades de la mente (yogas citta-vrtti-nirodhah, 1.2). Es imposible alcanzar el yoga a menos que se controlen primero las actividades de la mente. La psicología del yoga describe cinco estados básicos de la mente: ksipta (perturbada), mudha (confundida), viksipta (distraída), ekãgra (concentrada) y niruddha (controlada).
(1) Cuando la mente es inestable y fluctuante, se explica que está perturbada (ksipta). Cuando se desean otras cosas ajenas a Krishna, a la mente le resulta imposible permanecer exclusivamente fija en El. Antes bien, fluctúa de un tema a otro, deseando primero algún objeto sensorial y seguidamente otro. De esta forma, permanece inestable.
(2) Puede que la mente esté confusa sobre lo que debe o no hacer y como resultado la persona se ve abrumada por el deseo, la ira u otras manifestaciones de la modalidad de la pasión, o el sueño, la pereza y la modorra y demás manifestaciones de la modalidad de la ignorancia. Esto se denomina estado confundido de la mente.
(3) El estado de estar perturbado (ksiptãvasthã) antes descrito y el estado de distracción (viksipta) son bastante similares en muchos aspectos. Sin embargo, de vez en cuando se halla una diferencia entre ellos. En el estado viksipta hay ocasionales momentos de calma y estabilidad aún dentro del cuadro general de la incapacidad para concentrarse.
(4) Cuando la mente se fija en algún objeto externo o interno y en tal sentido se torna tan estable como una llama en un recinto cerrado; cuando ha superado las modalidades de la ignorancia y la pasión y está situada en la bondad, desarrolla el poder de concentración única denominado chãgratã.
(5) En el estado de concentración, chãgrata, la mente aún sigue dependiendo de algo externo a sí misma, pero en el estado completamente controlado (niruddha) ya no hay más dependencia. La mente recupera su naturaleza causal y permanece inactiva, como si hubiera logrado su propósito y ya no tuviera más necesidad de actuar. Al igual que un cordón quemado, evidencia las líneas de sus características previas mas no es negativamente afectada por las mismas. En este estado controlado, el ser está fijo en su naturaleza real. En otras ocasiones, el ser se identifica con las actividades de la mente y en tal sentido adopta diversas identidades.
Las Escrituras devocionales nos refieren que la naturaleza eterna de la jiva (como energía marginal de Krishna) es ser un sirviente del Señor. Como una de Sus energías, las jivas son simultáneamente una y diferentes de El (jivera svarupa haya nitya krsna-dãsa krsna-tatastha sakti bhedãbhedaprakasã).
Cuando se sitúa en su posición constitucional natural, la mente ya no tiene otra función que buscar a Krishna. La entidad viviente se ocupa luego constantemente en el cultivo de la conciencia de Krishna y la mente obra como su amiga.



EL VERDADERO PROPOSITO DE LA FUNCIÓN MENTAL

En sus enseñanzas a Maitreyi, Yajñavalkya describe cuatro prácticas que conducen al control de la mente: "El atman ha de ser visto, escuchado, meditado y contemplado". (ãtmã vã are drastavyah srotavyo mantavyo niddhyãsitavyah - Brhad-ãranyaka Upanisad, 4.5.6)
A partir de esta declaración, se comprende que el primer deber de la mente es descubrir al Ser Supremo. Por consiguiente, uno debe emplear la mente para descubrir a Vãsudeva, la propia deidad regente de la mente y nunca los otros objetos de los sentidos. Como se enseñara a Maitreyi, debemos buscar y escuchar esas cosas que están relacionadas con Krishna, luego reflexionar y contemplar estas cosas, así como a Krishna Mismo. No acatar estas instrucciones hace que se pierda de vista el verdadero propósito de las funciones mentales. En tal caso, la mente se vuelve la principal enemiga del alma.
Si uno desea conocer a la Verdad Suprema, es absolutamente esencial que tome refugio en un maestro espiritual y oiga de él. El maestro espiritual no es diferente de la Verdad Suprema; es una expansión manifiesta o prakãsa-vigraga de esa Verdad. En tal sentido, él puede mostrar la verdad, - los pies de loto de Krishna -, a su discípulo rendido. El muestra al discípulo el medio por el cual puede lograrse la visión del Señor. Por consiguiente, antes que nada hay que postrarse delante del guru y luego preguntarle sumisamente sobre la naturaleza del ser, la naturaleza de Dios, la meta de la vida y el medio de alcanzarla y la naturaleza de Maya o las fuerzas que se oponen al logro de la comprensión espiritual.
El discípulo debe acudir al maestro espiritual con un espíritu de servicio. Es imperativo que el discípulo escuche sumisamente las directivas dadas por el maestro espiritual; seguidamente, merced a la reflexión, acatar dicha escucha. La palabra manana significa reflexión o meditación asidua en el tema esencial que ha sido oído del maestro espiritual. También significa determinación, a saber, la facultad de determinar la naturaleza de las cosas. Vijñãna Bhiksu escribe en sus obras sobre filosofía Sãnkhya que el ser debe ser oído conforme a las palabras de la literatura revelada y que hay que reflexionar atento a sus evidencias y argumentos (srotavyah sruti-vãkyebhyo mantavyãs copapattibhih). Por este proceso, se llega a determinar el verdadero significado de las palabras registradas en las Escrituras.



El Gãyatri-tantra (1.4) expresa:
mananãt pãpatas trãti mananãt svargam asnute
mananãt moksam ãpnoti caturvargamayo bhavet

“Por la reflexión se es librado del pecado. Por la reflexión se disfruta del Cielo. Por la reflexión se alcanza la liberación y todas las metas de la vida humana".
El devoto puro se ocupará naturalmente en la clase de reflexión que resulta en el servicio devocional puro. La importancia de reflexionar sobre lo que se ha oído, está conectada específicamente con la importancia de escuchar el Bhãgavata. Hemos visto en un capítulo anterior la forma como Dhundhuli fue llevado por un grupo de seres divinos a los planetas Vaikuntha tras oír a Gokarna recitar todo el Bhãgavatam por siete días. Los demás presentes no fueron similarmente recompensados porque no habían reflexionado profundamente en lo que habían oído. El fantasma Dhundhuli ayunó cada día durante toda esa semana y escuchó a Gokarna con gran concentración y fe. Igualmente importante fue que durante toda la noche contemplaba el tema esencial del recitado del día. De tal modo, fue recompensado con el logro de los resultados totales de escuchar el Bhãgavata. Conforme a ello, el Bhãgavatam declara, sadyo hrdy avarudhyate'tra krtibhih susrusubhis tat-ksanãt (Srimad-Bhãgavatam 1.1.2). "El Señor es ligado en el corazón de los devotos piadosos, en el mismo momento en que desean oír sobre El".
Por lo tanto, el primer paso para controlar la mente es escuchar el Bhãgavatam con vigorosa fe en el guru, con atención y cuidado, concentración y paciencia. Si hay falta de atención y cuidado, el verdadero fruto de oír no será alcanzado.



ABHYÃSA-YOGA

La cuarta función de la mente descrita por Yajñavalkya a Maitreyi es nididhyãsana o "la meditación profunda y repetida". En sus comentarios al Capítulo Doce del Bhagavad-gitã, Visvanãtha Cakravarti escribe que el bhakti es de dos tipos: se realiza (1) dedicando los sentidos internos al Señor y (2) dedicando a El los sentidos externos, o sea, ocupándose en ilimitadas actividades devocionales como oír y cantar sobre los atributos, pasatiempos, nombre, forma, etc. del Señor, así como orarle a El y ocuparse en prácticas tales como adorar Su forma deidad, limpiar el templo y recoger flores para Su servicio, siendo esta última práctica accesible para todos.
El bhakti realizado con los sentidos internos es de tres clases: recordar al Señor (smarana), reflexionar en El (manana) y - para quienes están apegados al Señor pero son incapaces de recordarLo ininterrumpidamente - practicar el control de la mente (abhyãsa). Estas tres disciplinas mentales del sendero devocional son más difíciles para el que carece de voluntad pura que para aquellos que son inteligentes y están libres de una mentalidad ofensiva. La reflexión es mejor en las prácticas externas, pero el recuerdo constante y directo es superior a la reflexión. Quien se ocupa en las prácticas devocionales externas debe de todos modos hacer esfuerzos añadidos para meditar en el Señor, pues las prácticas externas están creadas para recordarnos al Señor y a partir de ahí conllevan a la reflexión, que una vez lograda, nos permite el fácil empleo en la meditación constante.
En las siguientes instrucciones dadas en el Bhagavad-gitã, Krishna enfatiza la importancia del aspecto mental del servicio devocional: "Oh Arjuna, dedica tu mente exclusivamente a Mí. Fija tu inteligencia en Mí y como resultado, residirás definitivamente Conmigo después de la muerte. De esto no cabe duda". (Gitã 12.8)
En su comentario Sãrãrtha-darsini a este verso, Visvanãtha escribe: "Cuando Krishna dice mayyeva, el participio enfático eva nos prohibe meditar en el aspecto impersonal del Señor. Cuando dice "en Mí" (mayi) se refiere a Su hermosa forma negruzca, vestida de seda amarilla y enguirnaldada con flores silvestres. Las palabras mana ãdhatsva, "dedica tu mente", son una instrucción para recordarLo constantemente. Fijar nuestra inteligencia en El significa usar nuestras facultades discriminatorias para Entenderlo; en otras palabras, reflexionar (manana) en El. Dicha reflexión implica estudiar las palabras de la Escritura, sastra-vãkyãnusilanam). Acatando estas instrucciones, uno llega a vivir con el Señor en Su morada; de esto no cabe duda alguna".

En el siguiente verso, el Señor declara:
atha cittam samãdhãtum
na saknosi mayi sthiram
abhyãsa-yogena tato
mãm icchãptum dhanañjaya

"Oh Dhanañjaya, si no puedes establecer tu mente en Mí con fe, alternativamente trata de llegar a Mí por la práctica (abhyãsa-yogena) de la repetida meditación en Mí". (Gitã 12.9)
Respecto a las palabras abhyãsa-yogena, Visvanãtha hace el siguiente comentario: "Traer repetidamente la mente de dondequiera esté deambulando y fijarla en la forma del Señor se denomina práctica, y solo eso es la disciplina yóguica. (anyãtrãnyatra-gatam api manah punah punah pratyãhrtya mad-rupa eva sthãpanam abhyãsah sa eva yogah).
En el sexto capítulo del Gitã, Krishna explica la práctica de la meditación del yoga a Arjuna.
Todavía confundido, Arjuna planteó el siguiente interrogante: "Señor, Tú me dices que controle la mente con la ayuda de la facultad de discriminación o inteligencia, pero descubro que la mente es tan poderosa que confunde incluso mis facultades inteligentes. Pienso que es más sencillo capturar el viento que controlar a la mente; es demasiado difícil para mí". En respuesta, Krishna le asegura a Arjuna que, a través de la práctica repetida (abhyãsena) y la renunciación (vairãgyena) es posible conquistar a la mente incansable.
Visvanãtha comenta sobre este verso: "Aunque fluctuante y en extremo difícil de controlar, la mente debe ser ocupada en la constante disciplina del cultivo de la conciencia del Señor Supremo (sadgurupadista- prakãrena paramesvara-dhyãna-yogasya muhur anusilanena) y la renuncia y el desapego de los objetos de los sentidos (visayesv anãsangena) por los medios y prácticas brindados por el maestro espiritual. Esto ha sido confirmado nada menos que por una autoridad como Patañjali, quien expresa en sus Yoga Sutras (1.12): "La práctica y el desapego son los medios por los cuales aquietar a la mente (abhyãsa-vairãgyã bhyãm tan-nirodhah)".


CONQUISTANDO LA MENTE CON INTELIGENCIA SUPERIOR

El proceso de degradación de la mente se describe en el Bhagavad-gitã (2.62-63) como sigue: Primero la mente entra en contacto con los objetos de los sentidos y comienza a desear intensamente disfrutarlos. Este deseo de disfrute se llama lujuria, de la cual surge la ira. La ira conduce a la perplejidad, la pérdida de la habilidad para discriminar entre la acción propia o impropia. Este desconcierto conlleva al olvido de nuestro verdadero bien como se describe en la Escritura. Ese olvido conduce a la destrucción de nuestra inteligencia resuelta (vyavasãyãtmika buddhi).
Finalmente, la jiva cae al pozo ciego de la existencia material.
En el Gitã (16.2) Krishna nombra a la lujuria, la ira y la codicia como las tres puertas que conducen al infierno y aconseja a las jivas que estén particularmente prevenidas contra ellas. En el tercer capítulo del Gitã, Krishna instruye a Arjuna sobre la forma de superar la lujuria y la ira. Allí Arjuna pregunta a Krishna, " ¿En mérito a qué somos impelidos a los actos pecaminosos, incluso involuntariamente, como si fuera por la fuerza?"
El Señor responde: "La lujuria, que es hija de la mente y se desenvuelve en la modalidad de la pasión, hace que el ser viviente se ocupe en la actividad pecaminosa. La lujuria es el impulso dominante que lleva a ocuparse en las actividades de los sentidos; causa la ocupación en actos pecaminosos y luego se convierte en ira, cuando los deseos individuales de gratificación de los sentidos no se satisfacen. La lujuria adopta las características de la modalidad de la ignorancia y se convierte en ira.
"La lujuria y la ira combinadas son los enemigos salvajes y que todo lo devoran, del ser viviente. Si se es incapaz de tratar con estos temibles enemigos, luego no hay cuestión de ocuparse en el servicio devocional del Señor o incluso ser digno, de ser llamado un 'ser humano'. Esa persona está inevitablemente destinada a ir a los destinos más bajos e infernales.
"La lujuria se asienta en la mente, la inteligencia y los sentidos. Por lo tanto, Oh Arjuna, de modo de superar este pecaminoso enemigo que destruye el conocimiento y el entendimiento, tu primer deber es controlar los sentidos. Los sabios dicen que los sentidos son superiores a los objetos de los sentidos; la mente es más fuerte que los sentidos; la inteligencia es aún más fuerte que la mente y el alma es incluso más poderosa que la inteligencia. Así pues, la jivãtma puede conquistar la lujuria controlando los sentidos. Comprendiéndose personalmente como trascendental incluso a la inteligencia, la jivãtma debe entender su posición más allá de la materia: su naturaleza espiritual.
Con este conocimiento, la jivãtma estabiliza la mente y finalmente destruye su enemigo de otro modo inconquistable, la lujuria". (Gitã 3.37-43)
En su traducción ampliada de los últimos versos de esta sección del Gitã, Bhaktivinoda Thãkura escribe: "De esta forma, estando completamente consciente de tu propia naturaleza espiritual trascendental, deja de pensar en ti mismo en términos de la naturaleza material; con o sin atributos.
Así pues, en total conocimiento de tu propia superioridad como sirviente puro del Señor, aquieta la inconquistable mente con la fuerza de la energía espiritual y ve dominándola gradualmente".
Narottama dãsa sostiene que la asociación de los devotos es esencial para aquel que desea conquistar la lujuria, la ira y la codicia. El canta: " ¿Qué pueden hacer la lujuria y la ira al practicante que se ampara en la asociación santa?" (kibã se karite pãra kãma-krodha sãdhakere, jadi haya sãdhujanãra sanga). Jagadãnanda Pundit escribe asimismo en su Prema-vivarta: "Todo lo que deseo es cantar el Santo Nombre en compañía de los devotos. No necesito nada más para superar el ciclo de nacimientos y muertes repetidos" (sãdhu-sange krsna-nãma ei mãtra cãi, samsãra jinite ãra kono vastu nãi).
Habiendo obtenido esta invalorable forma humana de vida, no debemos convertirnos en sirvientes de la lujuria y la ira y ser golpeados por las escobas y palos de Mãyã (ilusión). Debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance por salvarnos de la lujuria y la ira. Debemos tener fe en que al ver nuestros esfuerzos genuinos por ser personas buenas y santas, de tener una determinación firme por ofrecer plegarias sentidas de corazón a los pies del maestro espiritual, los Vaisnavas y el Señor, seguramente el Señor vendrá en ayuda nuestra. Por otro lado, si nos permitimos flotar junto a la corriente del deseo sensual, ignorando las instrucciones de las Escrituras, el maestro espiritual y los santos, ¿cómo podemos esperar luego que nuestras vidas lleguen a algo? En el Gitã (2.41) Krishna declara que la inteligencia resuelta (vyavasãyãtmikã buddhi) está orientada a un solo objetivo, mientras que aquellos cuya inteligencia es irresoluta son llevados por los deseos y la imaginación, a lo largo de senderos infinitos que conducen a diferentes direcciones.
En la senda devocional, la inteligencia es resuelta y solo tiene un propósito.
Visvãnatha ha parafraseado las palabras de un devoto poseído de dicho propósito resuelto, "Mi guru me ha ordenado que adorara al Señor cantando sobre El, Recordándolo y sirviendo a Sus pies de loto. Esta es mi práctica espiritual: la meta a la cual debo llegar y el alimento de mi vida. Ya sea que alcance la perfección o permanezca imperfecto, esta es la única cosa que jamás abandonaré. Es mi deber, el objeto de mi deseo, pues ni siquiera en sueños deseo nada más. Ya sea que me traiga felicidad o aflicción, ya sea que traiga la ruina sobre mí y mi familia, no me importa".
Visvanãtha cita este ejemplo como la clase de determinación resuelta, solo posible cuando uno está ocupado en la devoción más allá de todo auto- engaño. Esa determinación concentrada no es posible en ningún otro sendero de vida espiritual excepto el bhakti, ya sea que se trate de karmayoga, jñãna-yoga o cualquier otro. Instruyendo a Uddhava para que tenga esta clase de fe vigorosa y poder de voluntad en la ejecución del servicio devocional, el Señor dice, "Se fiel y Adórame con firme convicción". 
(Srimad-Bhãgavatam 10.20.28)

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